sábado, julio 27

Intenta el PAN mexiquense ponerle candados legales a la Superdelegada Delfina Gómez: Proceso. Por Jesús López Segura / LA VERSIÓN NO OFICIAL

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Plantea el diputado panista Anuar Azar, iniciativa que beneficiaría a su ex correligionario Juan Rodolfo Sánchez

A sabiendas de que su iniciativa será frenada por la mayoría de Morena en el Congreso mexiquense, el hecho de que el PAN mande el mensaje de que “si la delegada federal Delfina Gómez quiere candidatearse para ser gobernadora, deberá renunciar a su cargo dos años antes del inicio del proceso electoral correspondiente” -como describe Veneranda Mendoza en Proceso-, revela que, en forma muy adelantada, a poco más de 4 años de la sucesión en el Estado de México, las patadas bajo la mesa ya adquieren fisonomías de abierta confrontación, con novedosas alianzas, relativamente “secretas”, entre partidos tradicionalmente opuestos e incluso declarados “enemigos ideológicos irreconciliables”.

Nadie ignora que las probabilidades de que Morena arrase en las elecciones del 2023 son altísimas. La debacle del Prianperredismo en la entidad parece francamente terminal. Por tanto, la disputa por la sucesión gubernamental se reduce a grupos internos de Morena y básicamente a dos: el de la poderosa alianza texcocana entre el cacique Higinio Martínez y Horacio Duarte, con su títere Delfina Gómez, favorita de AMLO hasta hoy, pero con altas probabilidades de decepcionarlo por su reducida capacidad para representar dignamente el espíritu de la cuarta transformación en el Estado de México, es decir, amarrarle las manos a la dinastía Del Mazo es una tarea que, con todo respeto, una señora simpática y dicharachera difícilmente cumplirá en los niveles que se necesitan en la madre de todas las elecciones antes de la presidencial.

Por lo demás, y por la asonada que se arma desde el prianperredismo para minar la popularidad y, por tanto, la fuerza del presidente López Obrador en los próximos meses y años, Morena se verá obligado a postular en el 23 a un personaje con tamaños suficientes como para convocar a una amplia alianza con otras fuerzas y lograr la proeza de sacar al partidazo, todavía en el poder en una entidad que será clave para su recuperación o muerte definitiva, y donde la mafia del poder, a la que AMLO se ha negado hasta ahora a tocar con el pétalo de una consignación, echará toda la carne al asador con el inmenso poder acumulado durante casi un siglo de dominación política y de corrupción brutal en el país que considera de su exclusiva propiedad.

Si hoy se tuvieran que tomar las decisiones, no habría ninguna duda de que a Delfina le iría “requetebien”, para tomar su famosa expresión coloquial que tanto le celebraba el ahora presidente López Obrador. Pero la luna de miel del tabasqueño con el pueblo bueno irá menguando poco a poco, en la medida en que se vayan incumpliendo una a una las ambiciosas promesas de un hombre bien intencionado, honradísimo y lo que ustedes quieran, pero rodeado por la misma gente -con honrosas excepciones- que cobijó durante 30 años a la mafia del poder.

Se requerirá un político seductor, con la capacidad de brincar del prianismo al morenismo con la gracia de una gacela inmaculada. Alguien con carisma y habilidad política. Nadie mejor que Juan Rodolfo Sánchez Gómez. Al tiempo.

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