miércoles, octubre 9

Francesco Forgione en Toluca. La Cosa Nostra mexiquense goza de cabal salud. Por Jesús López Segura / LA VERSIÓN NO OFICIAL

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Desafían Peña y su primo Del Mazo al presidente López Obrador

Diversos medios dan cuenta de la asistencia del gobernador Alfredo Del Mazo Maza y el ex presidente Enrique Peña Nieto a la boda de Mar, la hija del abogado de cabecera de la mafia mexiquense, Juan Collado, que tuvo lugar este fin de semana en la Hacienda Jajalpa, Lerma, Edomex.

Juan Collado ha representado los intereses en litigio tanto de Carlos Salinas de Gortari como de Arturo Montiel y más recientemente se ha hecho cargo del divorcio de Enrique Peña Nieto, según algunas notas periodísticas, por lo que puede considerarse uno de los más conspicuos miembros de la Ndranguetha prianista, digno por tanto de verse arropado en la boda de su hija por personajes como, según publicó la revista Quién, el ex gobernador Manuel Velasco Coello, Manlio Fabio Beltrones, Diego Fernández de Cevallos, Rosario Robles, Raúl Salinas de Gortari. “Y en fotografías se pudo ver al ministro de la Corte, Eduardo Medina Mora y a Aurelio Nuño, entre otros”, de acuerdo con la cita de Julio Hernández López.

Peña aprovechó la ocasión no sólo para burlarse del clamor nacional de juzgarlo por sus presuntas atrocidades y latrocinios, sino también para la presentación oficial de su nueva novia, la espectacular modelo Tania Ruiz, en una de esas bodas emblemáticas en las que los políticos de un determinado clan se dejan ver con la finalidad de hacer patente su poder fáctico, frente a las insinuaciones y amagos del poder formal.

Recientemente se ha publicado que Enrique Peña Nieto ejerció de manera discrecional casi 2 billones, sí ¡BILLONES! de pesos durante un mandato que, sin temor a exagerar, podría caracterizarse como probablemente el más corrupto de la historia de México. ¿Y cuál es la consecuencia de tal revelación periodística que en cualquier país civilizado del mundo habría provocado un escándalo de proporciones bíblicas? Ninguna. Peña se burla de las múltiples acusaciones que lo persiguen a diario incluso por voz del Presidente en funciones y se deja ver muy quitado de la pena exhibiendo su fortuna inconmensurable.

Hoy mismo da a conocer el presidente López Obrador que entre Peña y Calderón condonaron 400 mil millones de pesos en impuestos a grandes contribuyentes, lo que el mandatario no duda en calificar como “huachicoleo de cuello blanco“.

Y hoy también la revista Proceso publica que la PGR de Peña triplicó sus gastos en comidas y bebidas, vales, regalos, ropa y hasta en parques de diversión, mientras el programa para “Investigar y perseguir a la Delincuencia Organizada” sufrió un decremento de 15.7 %, con la consecuente impunidad cercana al 100% que caracterizó a su sexenio, lo que da pie y absoluta credibilidad a la hipótesis, originalmente nuestra y retomada por el obispo Raúl Vera de que el horror inaugurado por Calderón se consolidó en el sexenio de Peña de manera intencional, con el fin perverso de garantizar la inmovilidad de una sociedad aterrorizada que permitió, así, el saqueo masivo de las finanzas públicas.

El Congreso del Estado de México, y más específicamente la talentosa diputada Azucena Cisneros (de MORENA) realiza un interesantísimo ejercicio de “parlamento abierto”, inaugurándolo con un invitado de lujo, el héroe internacional de la lucha contra la mafia italiana, Francesco Forgione, con quien los periodistas que preferimos mil veces acudir a esta cita que a la convocada por el gobierno de Alfredo del Mazo -a la misma hora con el muy limitado “asnalista” neoliberal Leo Zuckermann-, tuvimos oportunidad de escuchar y cuestionar al gran periodista que presidió la comisión antimafia del parlamento italiano y ha escrito varios libros sobre su clasificación de la mafia (La Ndrangueta de la región de Calabria, la Camorra asentada en Palermo y la Cosa Nostra en Sicilia), pero en su dimensión globalizada.

En la acera de enfrente, decía Zuckermann -según la redacción textual del boletín oficial del gobierno de Del Mazo– que “si en México hay corrupción es porque no tenemos un auténtico Estado de Derecho, si en México tenemos inseguridad, es por lo mismo, y si en México la economía no crece tanto es porque no hay confianza de los empresarios”.

Tales perogrulladas, por mucho que se expongan con el pedante aire doctoral de quien sabe que su auditorio está compuesto por un puñado de aduladores ideologizados, denotan una pobreza intelectual que de ninguna manera justifica la molestia de ir a escucharlo, sobre todo cuando sus aburridas alucinaciones se pueden oír en cada emisión de “Tercer Grado”, donde Leo se ha autoproclamado, sin rubor, como un neoliberal empedernido. Traerlo a Toluca con un alto costo para el erario público denota, una vez más, que el equipo de Del Mazo en materia de Comunicación está liderado por un par de burros.

También muy quitado de la pena, aparece en el video de la fiesta con motivo de la boda de marras, el ex encargado de despacho de la PGR, Alberto Elías Beltrán, quien se dedicó -según la columna del destacado periodista Salvador García Soto, (Serpientes y Escaleras. El Universal)- durante el último año que estuvo al frente de la extinta procuraduría, a obstaculizar, obstruir y retrasar las investigaciones de casos de corrupción como el de Odebrecht, La Estafa Maestra y que fue parte de la “reclasificación del delito” que permitió al ex gobernador veracruzano Javier Duarte obtener una sentencia por sólo 3 años de prisión, a pesar de los millonarios desvíos en su estado. Recientemente el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, acusó a los anteriores titulares de la PGR, de la que Elías Beltrán fue el último, de heredarle un “rezago de hasta 300 mil averiguaciones previas y carpetas de investigación, 21 mil órdenes de aprehensión incumplidas; con una anarquía en la estructura administrativa que utilizaba la flota aérea de forma irracional, compras millonarias de aeronaves y drones sin justificar las necesidades y beneficios”, además de que acusó que la institución “se convirtió en un verdadero verdugo de sus enemigos políticos, mientras encubría en forma permanente a los cómplices del poder”.

“Así que, viendo lo contentos y relajados que se ven esos y otros personajes que, en el discurso diario de López Obrador, simbolizan la terrible corrupción gubernamental que le heredaron, podría decirse que las palabras y discursos del presidente no parecen asustar a los corruptos que, como dice esa célebre frase, gozan de cabal salud”, remata García Soto.

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