viernes, julio 26

La Fiscalía perfila a Lozoya como un “ratero solitario”. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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Se omite el cargo de “delincuencia organizada” al tiempo que AMLO reitera su inocultable “pacto de impunidad”

Emilio Lozoya Austin llegó a las 0:43 horas de hoy viernes al aeropuerto internacional de la Ciudad de México vía aérea desde Madrid, tras una escala técnica en Canadá, y no fue llevado al Reclusorio Norte, como se esperaba, sino a un hospital porque le detectaron “anemia desarrollada y problemas sensibles en el esófago, así como una debilidad general” en su deteriorado estado de salud.

El ex funcionario comparecería en las próximas horas ante un juez de control en el Reclusorio Preventivo Norte de la Ciudad de México, donde se llevaría a cabo la audiencia inicial en la que de manera formal conocería los cargos que le imputa la Fiscalía General de la República (FGR) limitados a operaciones con recursos de procedencia ilícita, cohecho y ejercicio indebido del servicio público.

La fiscalía ha omitido, hasta este momento, perfilar el proceso por la vía de la “delincuencia organizada”, delito que expertos como Edgardo Buscaglia han declarado sería la única forma de llegar realmente a los peces gordos, es decir, a los ex presidentes, en un “maxiproceso que atacara no a peones o gerentes de la red compleja de corrupción que ha incendiado a México“, sino a la red completa, única forma -asegura Buscaglia– de impedir que ésta siga operando en el futuro.

Así, la Fiscalía parece perfilar a Lozoya como una “ratero solitario“, no solo por la omisión grave del delito de delincuencia organizada -lo que Buscaglia advirtió en entrevista con Julio “Astillero” provocaría un escándalo mediático impulsado por el propio experto antimafia uruguayo-, sino por la enésima reiteración del Presidente López Obrador en la Mañanera de hoy de que él se opone a que sean juzgados ex mandatarios, a menos que así lo determine una consulta popular, lo que deja en claro que Peña y sus secuaces de alto nivel podrán seguir durmiendo tranquilos.

La estrategia del fiscal prianmorenista Alejandro Gertz Manero parece coincidir con la del Presidente del PRI, AMLITO, quien textualmente se apresuró a declarar que “los actos de corrupción son individuales y a quien los cometa le debe caer todo el peso de la ley”, recordando ¿inconscientemente? la estrategia judicial salinista de declarar a Mario Aburto como “asesino solitario” para encubrir la evidente complicidad de una estructura mafiosa de la nomenclatura priista con evidentísimos rasgos de delincuencia organizada.

La Fiscalía siembra dudas adicionales sobre la verdadera intención del acuerdo con Lozoya al prohibir que las diligencias sean públicas y abiertas a la prensa, lo que hace suponer que se piensan aplicar criterios de selectividad en el grupo de probables imputados.

“El esquema, que se supone Lozoya puede comprobar, fue orquestado desde la silla presidencial para premiar con contratos públicos a quienes apoyaron la campaña del PRI en 2012 y en otras elecciones”, afirma tajante el diario español El País.

La negligencia de Gertz Manero quien, según Edgardo Buscaglia tiene un rezago de 55 mil procesos en el archivo de la Fiscalía, atraso monumental muchas veces justificado por el propio fiscal en términos de que “no le dan las pruebas suficientes”, aunado a la terquedad del mandatario mexicano en su incomprensible defensa de los ex presidentes, parece garantizar la impunidad de los verdaderos jefes de la mafia de los gobiernos prianistas que le antecedieron.

Si a lo anterior agregamos que la Fiscalía de Gertz cuenta con la colaboración de varios personajes que ocuparon puestos clave en la administración de Genaro García Luna, a pesar de la presunta oposición tajante del Presidente López Obrador a que se mantengan esos sujetos en la administración pública del país, y que la extradición de Lozoya y de otros prófugos de la justicia como César Duarte se perpetra en pleno proceso preelectoral, lo que puede terminar en llamarada de petate electorera, el panorama no pinta muy optimista para los mexicanos que votaron por un cambio verdadero basado en la promesa de barrer con la corrupción “el principal problema del país” como se hace con las escaleras, de arriba hacia abajo.

A pregunta expresa que puso muy nervioso al Presidente hoy por la mañana sobre si seguirá manteniendo su política de “borrón y cuenta nueva” en el caso de Lozoya, AMLO dejó nuevamente en claro que, para él, el desprestigio mediático de los delincuentes de cuello blanco del pasado, es más importante que el castigo penal.

“Que pierdan la respetabilidad”. Que se les condene públicamente desde una conferencia mañanera diaria protagonizada por un Presidente que habiendo jurado “cumplir y hacer cumplir la ley”, prefiere estigmatizar desde el púlpito, como un Predicador.

En la visión moralista de este “jefe ejecutivo” es más eficaz la muerte civil que el castigo penal. Su meta expresa es que se deje de poner como ejemplo de éxito social a los corruptos y ladrones. Que se les señale y ridiculice públicamente. Acusarlos con su mamá. “Hacerles fuchi caca”, todo lo cual no puede ser interpretado de otra forma que como un evidente e inequívoco pacto de impunidad con los ex presidentes lo que, lejos de favorecerlo en el proceso electoral en puerta, va a fortalecer inexorablemente a los enemigos de la cuatroté.

Como de costumbre, el fiscal escogido por él perfila nuevamente a AMLO como el peor enemigo de sí mismo. ¿No cree usted?

CON INFORMACIÓN DE:

El País.- https://elpais.com/mexico/2020-07-16/las-claves-de-la-colaboracion-entre-emilio-lozoya-y-la-fiscalia-mexicana.html

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