jueves, noviembre 21

Los cambios los hacen los ciudadanos, no los partidos: AMLO. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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“López Obrador es una suma de ambigüedades expresada siempre de manera categórica”: Zepeda Patterson

Una reportera le pide su opinión al Presidente sobre “el mal ejemplo” que están dando Porfirio Muñoz Ledo y Mario Delgado (sin mencionar sus nombres) en la disputa por la presidencia de Morena, sin disimular un tonito de condena por el espectáculo deleznable que -según ella y mucha gente- están dando esos personajes.

Pocos se atreven a mencionar siquiera que tal espectáculo es precisamente el resultado -intencional y perfectamente planeado por el Tribunal Electoral, el INE y los poderes fácticos que los controlan- que deseaban imprimirle a Morena con su sucia intervención en sus procesos internos para definir a su dirigencia.

Ya antes el mandatario había bateado a otro reportero negándose a hablar de cuestiones partidistas. Bastante trabajo tengo como presidente como para andarme inmiscuyendo en esos asuntos. Pero a la segunda sí le concedió esta importante confidencia que retrata de cuerpo entero el desprecio que siente don Andrés por los partidos políticos en general: “Los partidos políticos -sentenció categórico- nunca han hecho las grandes transformaciones. Siempre son los ciudadanos. A ver dime ¿qué partido tenía en el 2018, 312 millones de militantes?”.

No puede quedar más claro con esa aseveración presidencial (“ambigüedades expresadas de manera categórica” diría Jorge Zepeda Patterson, el columnista preferido de López Obrador) que el candidato usó las siglas de Morena porque se trataba de un requisito ineludible para pelear por la Presidencia, por tercera vez, pero su convicción íntima e inamovible es que la 4T la van a realizar los ciudadanos de todos los partidos o sin partido, guiados entonces por quién, siempre por nadie más que él mismo. Punto.

Se pregunta Jorge Zepeda Patterson en su más reciente colaboración para SinEmbargo (que quizá no le gustó tanto, como otras, al mandatario), titulada “Mario Morena Cantinflas“, ¿Cómo interpretar al Presidente?

“En alguna otra columna lo describía como un hombre plagado de misterios y contradicciones. López Obrador es una suma de ambigüedades expresada siempre de manera categórica: desconfía de la iniciativa privada y es un estatista convencido, pero está dedicado a adelgazar al Estado; un nacionalista genuino pero convertido en amigo del enemigo de los mexicanos, Donald Trump; es un hombre progresista arraigado en el pasado; un luchador social que rechaza cualquier camino que no sea la democracia, empeñado en debilitar a los órganos democráticos; un fiero opositor de los neoliberales pero en materia de finanzas públicas más ortodoxo que los neoliberales; un permanente rijoso que pregona abrazos en lugar de balazos; un hombre inflexible en sus ideas que repudia todo acto de represión; un intransigente que nunca pierde la paciencia; un amante de la naturaleza obsesionado con las energías más contaminantes. En suma, una persona difícil de interpretar. Y además, un hombre que no gusta imponerse, pese a los que creen lo contrario”.

En la misma conferencia de hoy, AMLO ratifica el diagnóstico de Zepeda Patterson justificando su insistencia en pedir al Papa y a la monarquía española ofrecer disculpa(s) a los pueblos originarios por el saqueo de nuestras riquezas minerales (oro y plata) durante la colonia. Pero no hace nada (salvo despedir a su secretario de Medio Ambiente, Víctor Manuel Toledo, por pedir que se nacionalice el litio) contra el obsequio perpetrado por Fox y Calderón del 60% de nuestro territorio nacional a empresas mineras extranjeras que nos siguen saqueando en la actualidad.

Ciertamente es difícil encontrarle una línea discursiva inequívoca al Presidente que permita adoptar una doctrina partidista congruente para respaldarlo, porque como dice una cosa, hace otra. De allí el cantinfleo que se advierte en muchas de las declaraciones de los cuadros del partido: no quieren contravenir los deseos del líder, pero tampoco quieren quedarse fuera de la jugada” dice Zepeda Patterson y concluye:

Morena tiene muchos de los vicios que tenía el PRI, pero sin el freno que representaba el jefe máximo. Para la mayoría de sus militantes es una agencia de colocaciones y un trampolín de ascenso político, como lo fue el tricolor, pero con un agravante: a diferencia del PRI, en donde el presidente en turno se convertía en tlatoani, López Obrador ha preferido mantenerse al margen. Esto, que es un gesto democrático que se agradece, se convierte por desgracia en un vacío favorecedor del caos que estamos viendo. La tradición dictaba que el Presidente definía al líder del partido en el poder y fungía como árbitro último y definitivo de todas las disputas, ahora no es el caso”.

López Obrador ha dejado huérfano al partido que lo llevó al poder y en garras de “autoridades electorales” al servicio evidente, incondicional y descarado de sus adversarios.

El divorcio respecto de la realidad que a otros presidentes les llegó por el quinto año de gobierno, a López Obrador lo ha atacado de manera fulminante y precoz. Como muchos líderes carismáticos, AMLO se siente inmortal y todo poderoso. El Mesías Tropical, pues.

CON INFORMACIÓN DE:

La Mañanera.- https://youtu.be/7LGEmSJ8szw

Jorge Zepeda Patterson. Mario MORENA Cantinflas. Opinión. SinEmbargo.- https://www.sinembargo.mx/11-10-2020/3875015

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