viernes, julio 26

Delfinazo a la nación. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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Quizá para negociar el endeudamiento del Edomex, nombra AMLO en la SEP a Delfina Gómez

Con todo respeto, la maestra Delfina Gómez no ha brillado precisamente por sus luces intelectuales ni como maestra en Texcoco, ni durante su gestión como legisladora, ni como representante del Gobierno Federal en el Edomex, ni mucho menos en su aventura fallida como aspirante a gobernar el Estado de México, cuando se limitaba a expresar frases de un optimismo ramplón como “nos va a ir requetebien, nadien (sic) lo duda”.

Y desde luego que el encargado máximo de la Educación en un país cualquiera debería ser alguien que definitivamente brille ¡y mucho! por su capacidad intelectual, aquí y en China, independientemente de si se trata de un muy respetable maestro de primaria, o de un doctorado en Pedagogía.

Ese mítico desdén que AMLO ha manifestado por la gente formada en Harvard o en el ITAM, “donde se aprende a explotar mejor al pueblo”, y que lo hace preferir en sus nombramientos a personajes típicos de un “pueblo bueno y sabio”, cuya presunta honestidad a toda prueba suple con creces su falta de formación técnica en el tema de su nuevo encargo, acaba de aplicarlo don Andrés a rajatabla en el delicadísimo terreno de la educación, donde nos ha recetado un delfinazo que nos dejará perplejos durante toda la administración educativa desastrosa que se avecina.

En Salud, por ejemplo, el Presidente presume que tiene a los más destacados profesionistas de la medicina al frente, y alardea que deja en ellos todas las decisiones importantes ante la pandemia. En ese rubro jamás se habría atrevido a nombrar a una enfermera como titular del ramo, por mucho que esa profesión sea de lo más apreciable y lleve la mayor carga cotidiana en la heroica lucha por la salud de nuestro pueblo.

Mal haría el Presidente en poner al frente de Obras Públicas a un albañil -por muy admirable que sea el oficio, ejercido por muchos mexicanos con maestría artesanal reconocida en el mundo entero- y no a un ingeniero, por ejemplo; o a alguien que no sea abogado a reformar la constitución de un estado, como Maurilio Hernández -otro que padece un inocultable resentimiento de clase contra quienes se formaron en posgrados universitarios-, pretende, ahora, en el Estado de México. Este diputado, por cierto, pertenece al mismo grupito caciquil de donde emerge la maestra Delfina Gómez.

López Obrador ha cumplido hoy con un caprichito suyo basado en su idea inamovible de que prefiere “gente honesta” en los cargos de mayor responsabilidad que profesionales fifís con grandes títulos académicos. Esa valiosa y loable convicción que ha estado repitiendo a diario en las mañaneras, lo lleva sin embargo a una conclusión errónea, que deriva en la “delfinización” de su política de gobierno.

Parece olvidar el mandatario que doña Delfina Gómez fue acusada en forma muy reiterada de haber incluido en la nómina de la alcaldía texcocana no a sus familiares -para evitar el nepotismo descarado- pero sí a los de los caciques del GAP (Grupo de Acción Política) que la pusieron en el puesto y después la postularon para gobernadora. López Obrador escucha cada vez menos las críticas, a las que invariablemente batea como provenientes de nostálgicos y cómplices de la corrupción del pasado que quieren la restauración del régimen del saqueo.

Higinio Martínez manejaba a Delfina enteramente a su antojo -y quizá lo siga haciendo-, igual que se impone ante Maurilio, presidente de la JUCOPO en la legislatura local, al extremo de obligarlo a contravenir los deseos de López Obrador de que se le autorizara el endeudamiento de 13 mil 500 millones de pesos al gobernador Del Mazo para que hiciera frente a los compromisos derivados del aeropuerto de Santa Lucía y otros pendientes federales.

Quizá el nombramiento en la SEP es parte de la negociación que se de(l)finirá mañana en un periodo extraordinario.

Hay gente muy buena y muy sabia dentro de las filas de lo que Andrés Manuel llama idílicamente “el pueblo de México“. Pero también hay muchos que son fanáticos, ignorantes y resentidos, que odian a quienes tuvieron mejores oportunidades de preparación en la vida por circunstancias que solo la Sociología de la Educación tiene perfectamente claras y puede explicar con la holgura necesaria para enderezar el rumbo de un sistema educativo clasista, autoritario, memorístico y enciclopédico que afecta gravemente a nuestros niños y que seguramente la maestra Delfina ha abrazado alegremente durante muchos años.

Delfinear va a ser en adelante sinónimo de cruzazulear. Se delfinea cuando se denigra a los mejores técnicos en sus respectivas áreas por considerar que la capacidad y preparación -escolar o autodidacta, no importa- es sinónimo de corrupción y que solo son honestos los menos preparados.

Esa idea subyacente de que las universidades corrompen, ha llevado a la Legislatura mexiquense al extremo de declararle la guerra a nuestra máxima casa de estudios y, a nivel federal, a que se creen muchas universidades patito en lugar de prodigar recursos a nuestras magníficas universidades, empezando por la UNAM y la UAEM. Eso se llama “delfinear” y “nadien” lo duda.

Consultar:

Notiguía.- Delfina dio a familia de su padrino político, Higinio Martínez, 32 mdp.- https://notiguiatelevision.com/2017/05/15/delfina-dio-a-familia-de-su-padrino-politico-higinio-martinez-32-mdp/

Notiguía.- Higinio Martínez impuso a su familia en Texcoco cuando “gobernaba” Delfina.- https://notiguiatelevision.com/2017/04/05/higinio-martinez-impuso-a-su-familia-en-texcoco-cuando-gobernaba-delfina/

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