Todos los caminos conducen a Peña. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
Si Ayotzinapa fue “un crimen de Estado”, entonces Peña es el principal responsable
“Todos los caminos conducen a Peña Nieto, le insiste Dalila, de Proceso (con tijeras de estilista mocha copetes en mano) al presidente López Obrador, en la Mañanera de este lunes 22 de agosto.
Y sí, efectivamente todos los caminos: Odebrecht, OHL, Nitrogenados, Aeropuerto de Texcoco, el Atencazo, entrega de la energía y otras traiciones “estructurales”, Estafa Maestra, soborno de 100 millones de dólares del Chapo, entrega del 60% del territorio nacional a mineros, Casa Blanca, Tlatlaya y una larguísima lista de masacres de militares. Todos esos crímenes de Estado conducen directa, irremisiblemente a Enrique Peña Nieto, pero como el actual jefe de Estado está muy agradecido con Peña porque no le hizo fraude, entonces prevalecerá la impunidad a pesar de todas las promesas en contrario.
Dice don Andrés que si ya en el curso de las investigaciones, los jueces determinan abrir expedientes contra el expresidente, por alguna declaración por ejemplo de Murillo que dijera “Peña me hizo manita de puerco”, entonces eso ya será otra cosa, y estarán los jueces y ministerios públicos en absoluta libertad de enjuiciarlo, pero que en lo que a él concierne, no piensa mover un dedo contra ningún expresidente, como lo ha reiterado, desde antes de tomar posesión, hasta el cansancio.
Yo promoví la consulta, pero la gente no alcanzó a hacerla vinculatoria. Ya no me estén molestando con ese asunto, dijo AMLO, palabras más o menos, esta mañana.
Don Andrés solo quiere ver hacia adelante y que los corruptos del pasado sean exhibidos verbalmente (pero no judicializados), para que no vuelvan a incurrir en esas conductas criminales, porque antes no perdían ni la respetabilidad. “Mira a don fulano qué bien le va -decían a los jóvenes-, deberías ser como él, aunque fuera un reverendo ladrón”. Ahora no hay corrupción y tampoco impunidad, insiste por millonésima ocasión el mandatario dispuesto a aplicar con rigor solo una ley, la del hielo.
¿Cómo lidiar con un discurso tan reiterativo como absurdo?
AMLO prometió ir contra lo que él mismo calificó como “la mafia del poder” y repitió hasta la náusea que barrería con ellos como se barren las escaleras: de arriba hacia abajo. Por eso votamos por él. Dijo que no se prestaría a farándulas mediáticas como la de Carlos Salinas, de encarcelar a “La Quina” como un chivo expiatorio, pero dejando libres a muchísimos otros. Finalmente don Andrés, anda cargando su emblemático caso de Rosario Robles, su propia y personalísima chivita expiatoria.
¿Cree realmente el Presidente, dicho esto con todo respeto, que todos los mexicanos somos lentitos de comprensión?
En ninguna parte del mundo, ningún juez se va a atrever a ir contra un expresidente, a menos que haya una voluntad política inequívoca del mandatario en turno de respaldar una tarea tan riesgosa.
A menos que haya una garantía absoluta de que un juez o ministerio público que tome el toro por los cuernos va a ser protegido, nadie será tan suicida de acometer una tarea a la que, obviamente, el mismísimo López Obrador le saca, sí, le tiene miedo y se la pasa justificándose para eludir su responsabilidad con argumentos tan absurdos como el de que “vamos a castigarlos con el látigo de nuestro desprecio para que no vuelvan a pensar en delinquir de nuevo. Fuchi caca”.