viernes, julio 26

Mario Delgado urge al morenismo mexiquense a la unidad. Por Jesús López Segura

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Se despeja la duda sobre quién respalda la eventual promoción del senador Higinio Martínez

LA VERSIÓN NO OFICIAL

Una buena regañada debe haber recibido Mario Delgado como para tener que organizar una urgente conferencia de prensa donde llama a las tribus morenistas del Estado de México a dejarse de cuentos y se unan en pos del objetivo principal, que es evitar que el prianismo mexiquense logre la hazaña de cien años de dominación hegemónica en la entidad.

La rápida reacción de Mario Delgado ante los reclamos de los aliados del senador texcocano por haber pospuesto dos veces las votaciones para conformar los liderazgos formales del morenismo mexiquense, son un indicador inequívoco de que el Presidente López Obrador -coordinador de campaña en funciones de Delfina Gómez-, está más que interesado en llevar la fiesta en paz con el grupo mayoritario de la 4té en la entidad, lo que debilita y hace tambalear las actitudes oportunistas o de plano caníbales de grupos menores que, en su ambición de obtener posiciones que no ganaron en la urnas, pusieron en entredicho la unidad que Higino Martínez y Maurilio Hernández estuvieron promoviendo durante todo el proceso.

De igual forma, el ríspido forcejeo verbal, en la plenaria de Morena, entre Ricardo Monreal e Higinio Martínez –que se alcanzó a exhibir en algunos de los servicios informativos de Milenio TV–, así como el retraso en el nombramiento del senador mexiquense como relevo del zacatecano o de Olga Sánchez Cordero en el control senatorial, revela con claridad que la decisión de promover al texcocano no viene de otra parte que de Palacio Nacional, vía Claudia Sheinbaum o Adán Augusto, las dos únicas corcholatas reales del obradorismo.

Ayer tuvimos oportunidad de observar el primer episodio de lo que será –en un futuro incierto pero nada lejano–, la auténtica conformación opositora no de la 4té, sino del obradorismo a secas. Esta oposición en ciernes, empieza a consolidarse con pequeñas manifestaciones de independencia de los precandidatos M&M, es decir, Monreal y Marcelo, aliados en los hechos por circunstancias en común que los hermanan: Ambos son precandidatos presidenciales morenistas de relleno o de ficción.

Las verdaderas corcholatas de un Presidente obsesionado con imponer a un incondicional que se deje mangonear desde Palenque en una suerte de neomaximato, son solo Claudia y Adán. No hay más. Y quien lo niegue, o está cegado por un fanatismo obradorista sin remedio, o no ve más allá de sus narices, que para el caso es lo mismo.

Algunos de los que defienden la “alianza opositora” son, dicho esto con el poco respeto que se merecen, nostálgicos del saqueo. Otros, muy respetables, o están decepcionados de la praxis de un presidente que no ha cumplido lo que prometió como candidato: barrer las escaleras de la corrupción de arriba hacia abajo, priorizar verdaderamente a los pobres, lograr un sistema de salud como el de Dinamarca, y muchos etcéteras, o nunca creyeron en esas promesas sin, necesariamente, ser aliados de los saqueadores. De todo hay en la viña del Señor.

De cualquier modo, la auténtica oposición al obradorismo no puede surgir de otra parte que del mismo Morena, con personajes desplazados del círculo más íntimo de López Obrador, precisamente como Monreal y Marcelo, a los que se pueden sumar partidos emergentes como Movimiento Ciudadano y todos los prianperredistas decentes, que desde luego los hay, y que no formaron parte de los círculos de la gravísima corrupción que tiene a sus partidos a punto de desaparecer.

El acomodo tenderá a reagruparse en dos opciones: centroizquierda y centroderecha, como funcionó la dictadura perfecta del PRI (corrientes conservadora y nacionalista revolucionaria), hasta que Miguel de la Madrid rompió con esa sabia fórmula de darle cierta estabilidad política al país, en la que las tendencias partidistas radicales ocupaban una posición marginal.

Curiosamente y contra lo que pudieran pensar muchos, el obradorismo ocuparía el ala conservadora de esa nueva “dictadura perfecta“.

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