Ante la tragedia de los rehenes en Chiapas, la burla del Presidente. Por Jesús López Segura
“Si no los liberan los voy a acusar con sus papás y sus abuelos. ¿Ya vieron el nuevo AMLITO?”
La indiferencia que el señor Presidente Andrés Manuel López Obrador ha dejado de manifiesto a lo largo de su gobierno respecto de terribles desgracias, como cuando 40 migrantes fueron quemados vivos por las crueles políticas del Instituto Nacional de Migración en Ciudad Juárez, sin que esa tragedia internacional lo hubiera animado siquiera a destituir a su amigo, el solapador de semejante genocidio, Francisco Garduño; o cuando se difunden videos de soldados asesinando impunemente igual a 5 jóvenes que regresaban de una fiesta en Nuevo Laredo, que a presuntos criminales a los que dan el tiro de gracia y les siembran armas al más puro estilo de Tlatlaya (auspiciado por Enrique Peña y Eruviel Ávila), o el creciente número de feminicidios y de muertes de mujeres por abortos clandestinos, se hizo patente nuevamente con la indiferencia hasta festiva, burlona, “divertida” con la que -con todo respeto- don Andrés trató de minimizar el secuestro y amenaza de muerte a 16 trabajadores de la Fiscalía de Chiapas.
Ante el llanto y la súplica de los familiares de los rehenes, la respuesta del mandatario local Rutilio Escandón, cuñado del que anda ahora muy Agusto en campaña ilegal (tolerada oficialmente por el INE) es el silencio absoluto, la ignorancia del avestruz que, aunque usted no lo crea, puede ser más humana y aceptable que la respuesta dada ayer por el Presidente de México:
“Lo mejor es que los liberen; si no, los voy a acusar con sus papás y con sus abuelos… Ya ven que salió un Amlito. Ah, ya no puedo hablar de eso (por instrucción de la autoridad electoral), ¿qué habla el Amlito?: ‘Lo que diga mi dedito’…”
De inmediato, una de las asistentes le dijo que tenía uno de esos muñecos y se lo entregó. El Ejecutivo lo hizo funcionar ante el micrófono: “Lo que me diga mi dedito. Me canso ganso”, se escuchó de la grabación del juguete. Y así cerró el tema y su conferencia, entre carcajadas, el Presidente.
¿Qué clase de persona reacciona de esa forma ante la tragedia de víctimas inocentes?
También al más puro estilo de Calderón. AMLO se lavó ayer las manos afirmando (sin tener la menor idea del fondo del asunto) que “al parecer, es una confrontación entre grupos, que eso es ahora lo más relevante, lo más común que se enfrenten grupos”…
En su mañanera de hoy, seguramente alertado por Jesús Ramírez sobre las consecuencias mediáticas nefastas de su enfoque burlón del día anterior, AMLO rectifica levemente. Se muestra ligeramente indignado aunque con la misma cantaleta calderoniana de que se trata de enfrentamientos entre grupos (insinuando con ello que no se daña a la sociedad), refiriéndose probablemente -sin atreverse a identificar eso grupos-, a la guerra que sostienen en Chiapas los cárteles Jalisco Nueva Generación y Sinaloa, según el planteamiento de Raymundo Riva Palacio.