martes, junio 17

Comercio internacional en jaque. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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Colapso bursátil global revela la fragilidad del orden comercial ante la ofensiva arancelaria de Trump

Las principales bolsas de Asia y Europa registraron este lunes caídas estrepitosas, reflejo del temor generalizado a una recesión global provocada por el giro unilateralista de la política comercial estadounidense. La aplicación de aranceles generalizados por parte del gobierno de Donald Trump, incluso contra sus principales aliados económicos, ha desatado una crisis bursátil que comienza a evidenciar los límites del modelo de globalización basado en reglas compartidas.

En Europa, tras los desplomes del jueves y viernes pasados, los índices bursátiles extendieron sus pérdidas con descensos de hasta 5% en el Eurostoxx 600, y retrocesos similares en Fráncfort (-4.30%), París (-3.9%), Londres (-3.80%) y Madrid (-4.4%). Se estima que más de 1,500 millones de euros en capitalización bursátil han desaparecido en cuestión de días, lo que configura un escenario de pánico que no se veía desde crisis anteriores como la del euro en 2011 o la pandemia en 2020.

En Asia, el panorama fue aún más severo: el índice Hang Seng de Hong Kong se desplomó un 13.22%, en su peor jornada desde la crisis financiera asiática de 1997. Shanghái cayó 7.34%, Tokio 7.8%, Seúl 5.6% y Taiwán casi 10%, arrastrando consigo a todos los sectores: desde tecnológicas y automotrices hasta bancos, energía y casinos. Alibaba perdió más del 17% de su valor y JD.com, el 14%.

Aranceles provocan caída en bolsas de valores en el mundo

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Este colapso no es producto de un factor externo o coyuntural, sino de una decisión deliberada de la Casa Blanca: la imposición de un arancel universal del 10% a todos los productos importados, ya vigente desde el sábado, y la amenaza de medidas más severas (20% para la Unión Europea y 34% para China a partir del miércoles). Trump ha justificado esta medida bajo una retórica nacionalista y revanchista, acusando a sus socios de “saquear” a Estados Unidos.

La respuesta internacional no se ha hecho esperar. China anunció represalias equivalentes del 34% sobre productos estadounidenses, además de controles de exportación sobre minerales raros clave para la industria tecnológica. Europa, por su parte, convocó a sus ministros de Comercio en Luxemburgo para preparar una respuesta “extremadamente agresiva”, dejando claro que no se descarta una escalada.

El mensaje que emite Trump —y que reafirmó desde el Air Force One al afirmar que “a veces hay que tomar la medicina para arreglar algo”— es que está dispuesto a asumir los costos económicos de su cruzada comercial. Lejos de actuar con cautela ante la inestabilidad de los mercados, la administración estadounidense parece utilizar esta turbulencia como herramienta de presión para negociar desde una posición de fuerza.

Pero los mercados no son inmunes a estas tensiones políticas. Moody’s advierte que una recesión en Estados Unidos podría concretarse en el corto plazo y extenderse por un año. La caída de más del 3% en el precio del petróleo y las pérdidas acumuladas del cobre —fundamental en sectores clave de la transición energética— subrayan la profundidad del impacto global.

Los futuros del Dow Jones y del S&P 500 anticipan nuevas pérdidas, lo que sugiere que el contagio se ampliará al corazón financiero estadounidense. Analistas como Stephen Innes, de SPI Asset Management, advierten que Washington interpreta el desplome bursátil no como un llamado a la moderación, sino como una oportunidad de presión: un enfoque temerario que podría tener consecuencias imprevisibles si no encuentra pronto un contrapeso.

Así, la política de aranceles de Trump no solo ha puesto en jaque el comercio internacional, sino que amenaza con desmontar décadas de interdependencia económica construida tras la Segunda Guerra Mundial. El mundo asiste a una peligrosa redefinición del orden comercial global, en la que el costo inmediato se paga en los mercados, pero las secuelas podrían sentirse en el crecimiento, el empleo y la estabilidad geopolítica durante años.

Con información de La Jornada

 

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