martes, junio 17

¿Salvadorizar o Bukelizar a México? LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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Esa podría ser una respuesta que deje feliz a todo el mundo

No hace mucho, Nayib Bukele, el controvertido autor del “milagro salvadoreño” (junto con el entonces embajador de Estados Unidos en su país, Ronald Douglas Johnson), dijo que solo había una forma de lograr que grupos criminales se apoderaran de porciones de territorio de un país cualquiera, europeo, asiático o americano: que el Estado fuera su cómplice.

Y hace 4 días me preguntaba en este mismo espacio si Estados Unidos preparaba una invasión a México, pero la lectura de una nota de Proceso, esta misma mañana, me llevó a formularme otra pregunta que, de algún modo, responde a la que plantee basado en todos los indicios que perfilan una invasión potencial: No se necesita ser un genio para advertir que la llegada de Ronald Johnson como embajador de EE.UU. en México, es una clara señal de que Donald Trump busca replicar el modelo de seguridad aplicado en El Salvador aquí, en nuestro sufrido país. Lo que haría innecesaria una invasión.

Para nadie es un secreto que la Presidenta Claudia Sheinbaum se encuentra en una muy difícil encrucijada. Si decide combatir con toda la fuerza del Estado a los criminales que se han apoderado de un tercio del territorio nacional (según algunas estimaciones conservadoras), como parece ser su saludable y admirable propósito –si atendemos el informe espectacular de su brazo derecho, el secretario García Harfuch de esta mañana–, entonces se vendrían abajo todas las especulaciones sobre la presunta protección de su gobierno a narcopolíticos que, desde administraciones estatales y municipales, han hecho posible el apoderamiento de porciones importantes de nuestro territorio por cuenta de peligrosos grupos criminales.

Analistas independientes hacemos malabarismos intelectuales cotidianos para tratar de explicar la aparente contradicción de Sheinbaum de combatir a los narcos, al mismo tiempo que protege a narcopolíticos de muy alto nivel, como los gobernadores de Sinaloa y Tamaulipas, entre muchos otros que se mencionan en las presuntas listas confeccionadas en la mismísima Casa Blanca, como aseguró el doble Pulitzer Tim Golden, desacreditado por AMLO y ahora por la propia Sheinbaum.

Y la respuesta a esa aparente contradicción radica, a mi modesto entender, en el señalamiento de Bukele. Si en un histórico acuerdo secreto con la Casa Blanca, Sheinbaum planea arrasar con los criminales (como ya lo está haciendo García Harfuch) al mismo tiempo que les concede la oportunidad de un borrón y cuenta nueva a todos los presuntos narcopolíticos que la llevaron al poder y que ahora la tienen rodeada y amenazada desde posiciones que AMLO dejó aseguradas para los beneficiarios de su política de abrazos y no balazos, como son el Congreso, el Partido, multitud de gubernaturas y presidencias municipales, así como sectores dominantes de las fuerzas armadas y secretarías como la de Educación, eso la libraría de atender la presión de Washington para encarcelar a esos narcopolíticos (no solo de Morena, sino también de sus aliados y sus nuevas adquisiciones chapulineras).

Con la salvadorización de México, todos, excepto los criminales, quedaríamos contentos: los habitantes que podrían respirar tranquilos y retomar sus calles. Los inversionistas. Los propios narcopolíticos que podrían reivindicarse y purificarse. Los gringos que ya no tendrían un patio trasero infestado de maleantes. Los periodistas independientes que dejaríamos de hacer malabarismos mentales. Los periodistas de la oposición que ya podrían liberarse de su colonización profesional. Los periodistas chayoteros e intelectuales orgánicos del régimen actual, que ya no tendrían que humillarse cobrando por formular preguntas a modo. Todo el mundo, pues, incluido don Andrés que, si bien tendría que abandonar su muy bien pertrechado paraíso de Palenque, podría inaugurar otra lujosa finca La Chingada en algún rincón paradisiaco de Cuba, imposibilitado como está para irle a rendir pleitesía, como su ex mujer, al Rey de España.

Por lo pronto y en lo que este eventual milagro sucede -no sin antes reacciones muy violentas de los cárteles, como los asesinatos de esta mañana en la Ciudad de México– debemos los mexicanos de bien apoyar a Claudia Sheinbaum para protegerla del acoso de los Adanes, los Ñeroñas, los Monreales, los Marios Delgado y toda esa fauna de un presunto obradorismo verborreico que traiciona, en la praxis, los principios esenciales que le dieron vida a su movimiento. ¿No cree usted?

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