martes, junio 17

Vincula Musk a Trump con famoso pederasta. AL GRANO. Por Jesús López Segura

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“Es hora de lanzar la gran bomba: Donald está en los archivos de Epstein”: Elon Musk

Cuando creíamos que la telenovela de los magnates no podía tener más giros ridículos, Elon Musk —el Tony Stark de carne y hueso en versión paranoica— decidió prenderle fuego a su amistad con Donald Trump lanzando una bomba estilo Hollywood: Musk ahora asegura que Trump está en la infame lista negra de Jeffrey Epstein.

Sí, ese Epstein. El financiero de las élites, proxeneta (por no decir padrote) de alto perfil y alma de fiestas como las de la película de Stanley Kubrick “Ojos bien cerrados”, cuya muerte aún alimenta más teorías que ministros tiene Morena en la nueva Corte.

El pasado 5 de junio, MuskCEO de Tesla, de SpaceX, de X (antes Twitter), y autoproclamado destructor del aburrimiento— lanzó su misil desde su red social:

“Es hora de lanzar la gran bomba: Donald Trump está en los archivos de Epstein. Esa es la verdadera razón por la que no se han hecho públicos. ¡Que tengas un buen día, DJT!”

Y por si eso fuera poco, acompañó su publicación con el clásico video de Trump y Epstein en 1992, bailando como adolescentes en Spring Break. La imagen perfecta del poder, el ego… y el mal gusto en los años 90.

La respuesta del expresidente no tardó:Elon se volvió loco y ya no quiero hablar con él.” Más que una réplica, pareció un berrinche de secundaria. Ahora sí, el romance entre el magnate naranja y el magnate marciano llegó a su fin.

Musk, que solía codearse felizmente con Trump —y hasta lo asesoraba en su fallido Departamento de Eficiencia Gubernamental (que parece sacado de un sketch de Saturday Night Live)—, ahora lo acusa de manipular las filtraciones sobre Epstein. En otras palabras: el gobierno de Trump habría ocultado documentos porque también lo implican. Nada nuevo en el país donde los secretos se guardan en cajas fuertes… o en clubes de golf.

Pero ¿quién fue Jeffrey Epstein, el fantasma que ronda los círculos del poder como si fuera un personaje maldito de Stranger Things?

Un exprofesor que se volvió asesor financiero de los ricos, coleccionista de millonarios crédulos, y anfitrión de fiestas tan exclusivas como ilegales. En 2008, Epstein consiguió una sentencia de chiste (13 meses en un ala VIP) tras abusar sexualmente de menores. En 2019, antes de enfrentar nuevos cargos por liderar una red internacional de trata, murió en una celda de máxima seguridad. Oficialmente fue suicidio; oficiosamente, un misterio más de los muchos que el poder prefiere no tocar.

Desde entonces, los documentos sobre Epstein han salido a cuentagotas, como si alguien quisiera que el escándalo se diluyera entre elecciones, pandemias y guerras. Durante la era Trump, apenas se liberaron algunos archivos. Ahora Musk, en modo vengativo, dice que los verdaderamente jugosos siguen bajo llave… porque podrían ensuciar la imagen del presidente. ¿Cuál imagen?, se preguntarán algunos.

Mientras tanto, Trump —entre audiencias judiciales, debates y autografiar biblias en mítines— prefiere fingir que Elon ya no existe. Lo llama “desquiciado” y asegura que su cruzada tiene que ver con “envidia y resentimiento”.

¿Quién ganará esta pelea de titanes? Difícil saberlo. Lo único seguro es que mientras ellos se lanzan acusaciones como niños ricos peleando por la última consola, los archivos de Epstein siguen donde siempre: en las sombras del poder, lejos del público, y bien protegidos por los mismos de siempre.

 

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