Recula Sheinbaum. No reembolsará impuestos a migrantes. AL GRANO. Por Jesús López Segura

Anuncia que fomentará que los indocumentados evadan al fisco gringo mediante la tarjeta Finabien
Apenas horas después de declarar que su gobierno reembolsaría el 1% del impuesto que Estados Unidos planea aplicar a las remesas enviadas en efectivo —y de prometer que este viernes daría detalles del programa—, Claudia Sheinbaum reculó. En la conferencia matutina de hoy aclaró que ya no se reembolsará dicho gravamen a los migrantes que, según estimaciones del Banco de México, representan solo el 1% del total. En su lugar, dijo, se les entregará la tarjeta Finabien a través de los consulados mexicanos en EE.UU., a fin de que puedan transferir el dinero electrónicamente y evadir, así, el pago del mini impuesto.
Desde luego, no lo expresó con esas palabras, pero el mensaje implícito es claro: se alentará a los migrantes indocumentados a eludir el nuevo impuesto mediante el uso de un sistema financiero alternativo proveído, en territorio estadounidense, por un gobierno extranjero, es decir, nuestro gobierno a través de sus consulados. No lo digo con ánimo de detractarla —todo lo contrario—, sino porque esclarecer este embrollo podría ayudarla a desactivar la inevitable tormenta diplomática con el gobierno trompetero, que ya la ha acusado de todo: de estar paralizada ante los cárteles, de incitar las protestas violentas en Los Angeles y, pronto, seguramente, de “estimular la evasión fiscal mediante la tarjeta Finabien”.
¿Cómo podría interpretarse de otro modo el plan explícito de proporcionar tarjetas a migrantes para que transfieran electrónicamente sus remesas, con el fin de eludir el impuesto?
El Senado estadounidense, cabe recordar, redujo progresivamente el gravamen del 5% al 3.5% y finalmente al 1%, eximiendo de este cobro a quienes realicen transferencias electrónicas —es decir, al 99% de los remitentes—. Esto deja claro que el objetivo real no es la recaudación fiscal, sino la identificación de indocumentados, quienes, precisamente por no tener papeles, recurren al envío en efectivo al carecer de acceso al sistema bancario.
Así que, mal asesorada, la mandataria mexicana ha caído en una doble trampa tendida por el gobierno del magnate racista: por un lado, podrá ser acusada de fomentar el lavado de dinero —en un contexto marcado por la persecución a aliados del obradorismo, como Alfonso Romo—; por el otro, estará facilitando que el gobierno estadounidense identifique a los indocumentados que usen la tarjeta Finabien para realizar sus envíos.
Cada cónsul que entregue una tarjeta bancaria emitida por el gobierno mexicano en territorio estadounidense podría ser señalado como cómplice de evasión fiscal.
El argumento central para indignarse por el nuevo impuesto era que implicaba una injusta doble tributación. Pero los migrantes que envían remesas en efectivo —esos mismos que México pretende proteger— no han pagado impuesto alguno. En ese sentido, aplicarles un 1% resulta no solo razonable, sino incluso benéfico y hasta caritativo, lo que deja la histeria del gobierno mexicano en un completo y lamentable ridículo.
Lo repito: Sheimbaum está pésimamente asesorada.