viernes, julio 11

Harfuch mete la pata y Bukele lo exhibe. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

0
7

“Nunca hubo mala fe en el informe de García Harfuch” declara la presidenta Sheinbaum

“Provocadores como Bukele son los que abren la puerta y dan motivo a las intromisiones de EU “: Rayuela (La Jornada)

Cuando Omar García Harfuch aseguró con total aplomo que la narcoavioneta interceptada en Tecomán, Colima, con 427 kilos de cocaína, había despegado de El Salvador, no imaginó que recibiría una lección de geopolítica —y de rigor informativo— por parte del presidente salvadoreño Nayib Bukele.

FALSO”, escribió sin rodeos el mandatario centroamericano en su cuenta oficial de X, antes Twitter. Y no se quedó ahí: exigió una aclaración inmediata al gobierno mexicano y ordenó el llamado a consulta de su embajadora en México. El desmentido vino acompañado de coordenadas, datos de radar y un respaldo técnico que dejó a Harfuch, literalmente, volando en turbulencia.

Bukele desmontó la versión mexicana punto por punto. Aclaró que fue Costa Rica, no El Salvador, quien detectó la traza sospechosa; que la avioneta jamás sobrevoló territorio salvadoreño; que los radares locales no captaron nada; y que la ruta fue confirmada por JIATFS Key West, el centro estadounidense que monitorea vuelos ilícitos en la región.

“El Salvador no encubre criminales ni tolera el narcotráfico”, sentenció Bukele, y de paso señaló que los tripulantes de la avioneta eran mexicanos, algo que ni Harfuch ni la SSPC se tomaron la molestia de aclarar de entrada. ¿Falta de información o exceso de premura para repartir culpas?

Cuando llegó el turno de responder, el secretario mexicano publicó un hilo en X con un mapa que, según él, mostraba la detección de una “traza de interés” a 200 kilómetros al sur de San Salvador. Es decir, en el océano Pacífico. Pero en lugar de aclarar, el intento de defensa pareció confirmar lo dicho por Bukele: la aeronave no salió de su país.

Harfuch intentó suavizar la pifia con un guiño diplomático: “Reiteramos nuestro respeto y aprecio al pueblo de El Salvador”. Pero ya era tarde. Bukele, más cauto, aunque firme, le respondió con cortesía quirúrgica: “Señor Secretario, con todo respeto… no existe ni el más mínimo indicio de que esa aeronave haya partido de nuestro país”. Y le concedió un respiro diplomático al sugerir que tal vez todo se debió a un “malentendido”, eso sí, que merece una aclaración más precisa.

En el fondo, lo que quedó en evidencia no fue sólo una posible falla de inteligencia aérea, sino la torpeza política de Harfuch: acusar sin pruebas claras a un país extranjero —y además a uno que presume su “mano dura” contra el crimen— no sólo desata tensiones innecesarias, también exhibe una peligrosa ligereza para manejar temas de seguridad internacional.

Si esto es un ensayo para su futuro político, más vale que el secretario revise dos veces sus mapas… y tres veces sus palabras.

Por lo pronto, la Presidenta Claudia Sheinbaum reconoció implícitamente el error de su secretario consentido al declarar esta mañana en su conferencia de prensa que “nunca hubo mala fe en el informe de Harfuch“.

El Siguiente video de Brolet fue publicado 12 horas después que esta columna.

Comments are closed.