viernes, marzo 29

Mandan al “Tatos” a un penal federal, pero ¿sólo para protegerlo?: Por Jesús López Segura / La Versión no Oficial

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Emilio Lozoya y “El Tatos”, dos caras de la misma moneda

https://youtu.be/qLlwKYFshkI

 

La extraña renuncia del Fiscal Santiago Nieto, el hecho de “tirar la toalla” repentinamente, cuando ya había logrado el compromiso de medio Senado de la República para reinstalarlo, cuando ya prosperaban las voces para exigir la renuncia de quien lo destituyó, revela de manera nítida el grado altísimo de determinación del poder presidencial para acallarlo.

“Nadie resiste un cañonazo de 50 mil pesos”, decía el general Álvaro Obregón con ese desparpajo con el que el actual presidente, Enrique Peña Nieto, identifica la corrupción como un problema de carácter “cultural”, como algo normal, como “lo más natural del mundo”. En tal contexto de convicciones presidenciales inamovibles, cabría preguntarse ¿de cuánto fue el cañonazo para Santiago Nieto? ¿50 millones?

Una nota de La Jornada destacada en primera plana plantea hoy que varios fiscales de América Latina denuncian amenazas, “presiones” por el caso Odebrecht. El escándalo de la empresa brasileña ha sacudido los círculos de poder y la política en toda América Latina, llevando a la cárcel a ex presidentes y altos funcionarios en países como Brasil, Perú y Colombia. Pero en el caso de México ocurrió exactamente lo contrario: llevó a la renuncia del procurador y a la destitución, dos días después, del fiscal para la atención de delitos electorales.

México es el único país de América Latina donde los patos le tiran a las escopetas, donde el indiciado no es Al Capone, sino Eliot Ness. Donde el amigo del presidente, Emilio Lozoya Austin, sospechoso de haber recibido millones de dólares de Brasil para la campaña presidencial donde fungía como operador internacional, sobrevive a todo y a todos: al procurador carnal, al titular de la FEPADE y a quien le pongan enfrente.

Lozoya es absolutamente intocable porque de ello depende que el PRI conserve su registro y Peña Nieto se mantenga en el cargo. No puede ser más obvio, pero nadie lo dice con todas sus letras en los medios hegemónicos de comunicación, al contrario, el conductor de noticias “orgánico” del sistema, Ciro Gómez Leyva, hizo una campaña tan virulenta contra Nieto -acusándolo de mentiroso- que pasará a la historia como un ejemplo extremo de linchamiento mediático por consigna, sin mencionar, por su indignidad, las peroratas insufribles de “El Pastor” Alemán en las páginas de Milenio y la pantalla de Televisión Mexiquense.

La protección a toda costa de Lozoya es idéntica a la que se brinda al “Tatos” en las prisiones llamadas pomposamente “Centros de Reinserción Social” del Estado de México. El mismo estado que gobernó Enrique Peña antes de ser presidente. La entidad de la República donde no solamente vemos un “descontrol” total de las autoridades al interior de los penales, como se observa en el resto del país, sino una red perfectamente organizada, dentro y fuera del reclusorio, para extorsionar, exprimiendo hasta el último centavo y la última gota de esperanza a las familias de los presos, muchos de ellos probablemente inocentes.

 

El Tatos” operaba con absoluta impunidad y protección de los custodios (y sus jefes, no sabemos hasta qué nivel) en la más despiadada forma de tortura, sólo comparable a la que practican los fanáticos del Estado Islámico. Todos vimos los videos que familiares dieron a conocer probablemente con la esperanza de que el nuevo gobierno mexiquense por fin hiciera caso a su inenarrable desesperación. Que la Comisión Estatal de Derechos Humanos hiciera, de una vez por todas, su maldito trabajo y dejara de lambisconear al mandatario en turno.

Pero lo que salta a la vista con la revelación de los videos es que las autoridades protegen al “Tatos” como su socio, como su operador dentro de los más diversos penales mexiquenses (se le mandó a organizar los equipos de extorsión a una docena de los más de 20 penales) para saquear a las familias de los reos en todo el estado.

 

¿De qué otra forma se explica que hayan enviado ayer 300 policías a protegerlo tan pronto como los reclusos se organizaron para asesinarlo? ¿Por qué hasta ahora lo trasladan a un penal de alta seguridad, garantizando su silencio?

Emilio Lozoya Austin y “El Tatos” seguirán siendo protegidos por un sistema de corrupción institucional perfectamente bien organizado y funcional, cuyo último objetivo es el saqueo de los recursos de la sociedad. Uno ofreciendo contratos ventajosos de la que era nuestra industria petrolera a los brasileños, a cambio de cash para la campaña, y el otro torturando y asesinando reos para extorsionar a sus familias con el respaldo absoluto de las autoridades.

 

Desfilarán todos los fiscales y directores de reclusorios que usted quiera, pero jamás tocarán con el pétalo de una rosa al ex secretario general de Gobierno del Estado de México, José Manzur, máxima autoridad -antes del ex gobernador Eruviel Ávila– responsable de esta pesadilla infernal desatada por “El Tatos” que se complementa y perpetúa con la más descarada delincuencia electoral. ¡Son unos genios!

P.D. Entendemos que el Gobierno de Alfredo del Mazo se encuentra hasta cierto punto atado de manos por la herencia de corrupción institucional que le dejaron, entreverada con el proceso electoral en curso. Entendemos que si su intención es limpia, debe haber muchas voces empoderadas, enquistadas en el poder federal y local que le aconsejan hacerse de la vista gorda, hasta pasado el proceso. Pero Del Mazo debería considerar que es precisamente esa indiferencia ante las atrocidades la que tiene a su partido en el umbral del desastre y que no hay mejor propaganda electoral que la acción decidida y contundente en los hechos. La congruencia es lo único que supera las estrategias del marketing político, cada vez más repudiado por una sociedad harta de mentiras. ¿No cree usted?

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