viernes, marzo 14

Peña, repudiado por su pueblo, pero arropado por una corte de aduladores: Por Jesús López Segura / La Versión no Oficial

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Entre esos aduladores figuraron Yeidckol, Porfirio Muñoz Ledo y Martí Batres, denuncia Fernández Noroña

El último “informe” de Peña no pareció otra cosa que el soliloquio de un hombre repudiado por su pueblo pero arropado por una Corte de aduladores interesados y agradecidos por los favores que recibieron del monarca disfrazado de mandatario republicano. Todas las reformas que impuso, sin consultar a la población, por cierto, son discutibles e irrelevantes frente al enorme rezago, el trágico desenlace de su política de seguridad, que devino en una tragedia nacional, en un genocidio.

La inseguridad, la impunidad y la corrupción en gran escala, son rasgos de un gobierno que hace palidecer cualquier informe sobre número de empleos creados, sobre todo si esos empleos que se presumen tienen bajísimos salarios. Hablar de cobertura en servicios sanitarios es irrelevante cuando todo el mundo ha padecido el mal trato y la falta de insumos y medicamentos en las instituciones de Salud pública, mientras los corruptos funcionarios y las élites económicas gozan de costosísimos seguros de gastos médicos mayores a nuestras expensas.

Se necesita ser muy cínico para decir que la Reforma Educativa tuvo alguna vez un interés en mejorar la calidad de la enseñanza cuando en todo momento estuvo casi exclusivamente orientada a depurar la nómina magisterial que estaba infladísima, con porros que Elba Esther Gordillo usaba como operadores electorales del PRI y luego del PAN y de ella misma con la creación de su Partido Nueva Alianza.

Quizá Peña tiene pánico de ser juzgado por crímenes de lesa humanidad tan pronto como la cordialidad de la transición quede en el pasado y Morena tome las riendas del poder. Quizá por eso no se dignó a saludar a Claudia Ruiz Massieu en el besamanos de Palacio Nacional, porque ella provocó con su imprudente discurso que Mario Delgado le respondiera en la forma contundente en que lo hizo en la instalación de la Legislatura. Se rompió la transición de encanto -como la ha descrito con frustración Ciro Gómez Leyva, el vocero de la nueva derecha mexicana- y Peña no se lo perdonará jamás a la intocable Claudia, sobrina del Innombrable.

Desde luego lo mejor del show se vivió afuera del Palacio, donde Gerardo Fernández Noroña montó uno de sus tradicionales espectáculos anunciando de antemano que iría a arrojársele a los pies de Peña, a gritarle sus verdades y a echarle a perder la fiesta de su despedida cortesana. Otro que jamás perdonará a sus correligionarios Don Porfirio y Martí el haber entrado a un recinto donde a él le dieron con la puerta en la nariz. Aunque todos tienen, hay que decirlo, parte de razón. Noroña porque si se trataba de un Informe de Gobierno, en un recinto oficialísimo como el Palacio Nacional, él, como diputado federal, no necesitaba invitación. Pero si era una reunión de cuates, privada, entonces ¿por qué asistieron Muñoz Ledo y Batres Guadarrama?

Estos últimos simplemente se plegaron a la transición pulcra e institucional, es decir, “de ensueño”, que Andrés Manuel López Obrador ha protagonizado con el presidente saliente “para bien del país”.

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