jueves, marzo 28

Mal asesorado, AMLO queda en Guerrero como un “machista”. Por Jesús López Segura

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Cuestiona el enfoque de los medios que proclaman que la prostitución de niñas solo ocurre entre los pobres

LA VERSIÓN NO OFICIAL

Durante su visita a Guerrero, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que la venta de niñas “no es la regla”, pues en la región y las comunidades “hay muchos valores culturales, morales y espirituales”, de acuerdo con una de las frases favoritas del mandatario, encaminada a exaltar a las comunidades pobres de México, preferentemente indígenas, a las que suele englobar en el concepto abstracto de “pueblo bueno”.

La semana pasada, se reveló el caso de un hombre llamado Rutilio Julián Moreno, quien abusó de una menor de 15 años de edad, encarcelada por integrantes de la Policía Comunitaria de la localidad de Dos Ríos, luego de que lo denunció por abuso sexual. El hombre compró a la niña cuando tenía 11 años de edad para que se casara con su hijo Rafael Julián, en la comunidad de Joya Real, en Guerrero, y luego intentó violarla cuando su hijo se fue de mojado, alegando que él había pagado por ella.

Es repugnante que se venda a niñas menores de edad para que se casen con el mejor postor. También lo es que una policía comunitaria misógina, basada en “usos y costumbres” mal interpretados, decida justificar la violación de una niña y hasta la encarcele dejando libre a su verdugo. Eso debería indignar al Presidente. Pero tratar de generalizar ese hecho deleznable equivale a decir que todos los jueces son como los que, por dinero, liberan a peligrosos delincuentes.

Estudios sociológicos han demostrado que las mujeres indígenas sobrevivientes a toda clase de masacres durante 500 años de dominación política, cultural y religiosa, se embarazan desde pequeñas y lo siguen haciendo durante su edad fértil, como una forma de sobrevivir, a sabiendas de que varios de sus hijos podrían morir, y de hecho morirán de hambre y enfermedades curables.

Algunas de las familias más pobres han decidido capitalizarse entregando a sus hijas a un buen postor para que se casen, lo cual es permitido e incluso alentado por los usos y costumbre de muchas comunidades, como una forma, insisto, de supervivencia.

El hecho de que algunos o muchos de los proveedores de esa suerte de “dote” resulten unos abusivos violadores de derechos humanos, como el ejemplo mencionado -que han estado explotando mediáticamente los que odian que ciertas comunidades mantengan sus usos y costumbres a contracorriente de la modernización nacional-, no excusa a otras clases sociales de prácticas similares, lo que me parece es lo que trata de aclarar el Presidente López Obrador.

Durante el anuncio del Plan de apoyo a Guerrero en Chilpancingo, el mandatario minimiza los casos de prostitución o ventas de niñas en comunidades de Guerrero y otros estados del país. “¿Qué acaso entonces la prostitución nada más está con los pobres? Entonces [hay] toda una campaña en ese sentido, pero no es motivo para cuestionar a nadie, es que es muy enajenante el manejo de la información o mejor dicho la información que se transmite para distorsionar, para deformar las cosas”, explicó, en forma muy confusa, el mandatario.

La estrategia mediática contra el gobierno obradorista está dando buenos resultados porque las televisoras hegemónicas han desarrollado -durante los 70 años de Televisa, por ejemplo-, una gran habilidad para distorsionar las declaraciones de los políticos, sobre todo cuando -como es el caso de AMLO-, se ven obligados a improvisar en temas complicados.

En tal sentido, aunque el mandatario me parece tiene parte de razón en su planteamiento, porque los abusos del patriarcado contra niñas y mujeres no se centran exclusivamente en las clases pobres -sobre las que ciertamente sus efectos son devastadores-, sino que abarca a todas las clases de la sociedad, desde las esferas más altas, donde también suelen “arreglarse” los matrimonios desde muy niños.

Pero el Presidente, abandonado a su suerte en materia de Comunicación Social, cae en situaciones muy comprometedoras al obligarse a sí mismo a improvisar en vivo sobre cualquier tema. En este caso en particular, hacen aparecer al mandatario como un digno representante del machismo más recalcitrante, sobre todo con el antecedente de haber prácticamente impuesto a Evelyn Salgado como la Juanita de su padre, Félix Salgado Macedonio, con gravísimos antecedentes de violación.

Jesús Ramírez está llevando al Presidente mexicano directamente al matadero mediático. En Guerrero, el mandatario está quedando muy mal con el feminismo auténtico que cada vez cobra, felizmente, más relevancia nacional, hasta cuando declara que va a apoyar con todo a las dos mujeres, la Gobernadora y la Presidenta Municipal de Acapulco, “porque son mujeres“.

¡Qué desgracia que pueblos a punto del exterminio tengan que mantener “usos y costumbres” que les ayudaron a sobrevivir durante masacres seculares!

Quienes creemos en el cambio verdadero esperaríamos que la 4té hiciera obsoletas esas prácticas de supervivencia, al reemplazarlas por una incorporación real de los pueblos indígenas -respetando sus culturas- al bienestar social que han reclamado por 5 centurias de genocidio.

No nos hace falta la autocrítica, porque tenemos muchos críticos y así se empareja, dijo el mandatario al ser cuestionado sobre las declaraciones de Irma Eréndira Sandoval. Quizá la 4té debería distinguir entre la crítica bien intencionada, encaminada a que avance la transformación, de aquélla que formulan y difunden en sus medios hegemónicos los nostálgicos del saqueo, los que pretenden regresar al poder.

CON INFORMACIÓN DE:

Proceso.- https://www.proceso.com.mx/nacional/2021/10/24/amlo-minimiza-venta-de-ninas-en-guerrero-no-es-la-regla-en-comunidades-274524.html

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