martes, diciembre 3

“La tercera vía”. Por Jesús López Segura. LA VERSIÓN NO OFICIAL

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¿Quién se apunta? ¿Marcelo? ¿Monreal? ¿Una alianza emecista M&M?

Mientras lo que queda del prianismo, sumado a los lastimosos restos del perredé, conspira con sus remanentes de poder en el Congreso de la Unión para rechazar -por capricho revanchista, no por convicción legislativa- las dos reformas (estructurales) que se propone heredar Andrés Manuel López Obrador -antes de irse a La Chingada-, lo que llaman “moratoria constitucional”, y sueñan (alentados por sus ex intelectuales orgánicos) con empiernarse para reconquistar el poder presidencial, en realidad lo que se gesta en el país es una tercera vía que probablemente pase por un movimiento ciudadano que ni Dante Delgado atina a vislumbrar.

Morena robustece sus bases duras, mediante el despilfarro de recursos -no renovables-, en el sector más humilde de la sociedad. “Primero los pobres”, es decir, las huestes de miserables que se conforman, estoicamente, con una pequeña pensión, o una bequita, o las dos cosas sumadas para medio irla pasando, a diferencia de cuando Peñita o Feli-pillo les negaban hasta ese precario derecho a subsistir con tal de seguir entregando la riqueza del país a las oligarquías nacional y extranjera.

Pero las emergentes dádivas del obradorismo se financian no a costa de los megarricos -como cualquier gobierno congruente de izquierda haría, sin titubear, es decir, con recursos renovables a largo plazo-, sino con el sacrificio adicional de clases medias de por sí depauperadas por el neoliberalismo salvaje, sectores “aspiracionistas” despreciados explícitamente por la 4té.

Para cualquier observador que no caiga en el influjo hipnótico del discurso mesiánico del Presidente, resulta demasiado obvio que el austericidio franciscano llegará irremediablemente a un límite en el que la presunta “cruzada en favor de los pobres” muestre su verdadero rostro de depauperación masiva de las clases medias, a partir de la liquidación de fideicomisos, guarderías, refugios para mujeres acosadas, universidades, centros de investigación, financiamiento del arte y la cultura, etc. y no tanto por “los ahorros generados por una presunta lucha contra la corrupción” que solo existe en las fantasías de una burocracia judicial depredadora.

En vez de desaparecer la pobreza nutriendo el crecimiento de la clase media -con legítimas aspiraciones de bienestar, como sucede en cualquier país civilizado-, se extingue a los sectores medios para aumentar la clientela electoral dependiente del asistencialismo del gobierno, como ocurre en Venezuela, con un sistema económico basado en el derroche petrolero parasitario e improductivo, que no tiene nada que ver, por cierto, con el idílico heroísmo del pueblo cubano que asume con gran dignidad las consecuencias genocidas del bloqueo, por mucho que se le intente equiparar con la repugnante dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua.

La tercera vía, ya en pleno desarrollo, verá la luz pública tan pronto como un líder carismático se atreva públicamente a rebasar al obradorismo por la izquierda, con proclamas en favor de la clase media -como único método eficaz para desaparecer la pobreza-, clase media arrinconada actualmente en el partido más grande de México, el del abstencionismo.

Un candidato que tenga los tamaños para continuar la obra de don Andrés, quien históricamente será reconocido como el gran líder que recuperó para los “nacionalistas revolucionarios” (expulsados por Miguel De La Madrid del PRI en el 88) la Presidencia robada por Salinas, y posteriormente por Fox y Calderón en el periodo de 30 años de dictadura imperfecta que va del 88 al 2018.

Un político que se atreva a enderezar el descompuesto barco de los abrazos a la delincuencia, el militarismo “bendecido”, la creciente desigualdad social, la odiosa y casi absoluta impunidad, la retórica polarizante, el desprecio al periodismo crítico y a las causas del feminismo, entre otras graves limitantes de un obradorismo que, de cualquier modo, nunca nadie le podrá regatear el gran mérito de haber impulsado la Primavera Mexicana -más por las benditas redes sociales que por la “buena voluntad” de Enrique Peña- derrotando 3 veces en las urnas a los tiranos saqueadores y genocidas.

¿Quién se apunta? ¿Marcelo? ¿Monreal? ¿Una alianza emecista M&M?

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