viernes, julio 26

¿Rebelión en el morenismo mexiquense? LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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¿Promueve Claudia Sheinbaum el dedazo presidencial en favor de Delfina a través de Los Puros?

Luego del apabullante desplegado en el que multitud de cuadros dirigentes del Estado de México (alcaldes, diputados en funciones y expresidentes municipales y legisladores, tanto locales como federales), se pronunciaran en favor de la opción mayoritaria de la izquierda mexiquense, representada por el senador Higinio Martínez, para que sea él el nominado como coordinador de los comités de defensa de la 4té y luego candidato a la gubernatura, Daniel Serrano Palacios, líder de “Los Puros“, en compañía de Xóchitl Zagal y Armando Navarrete, acusó en conferencia de prensa al senador texcocano de “provocar división en el partido”.

“Le hago un llamado a Higinio Martínez para que cese la división en el partido -dijo Serrano-, para que cese este discurso de ‘quien no está conmigo está contra mí’. Creo que no abona, creo que un hombre de su experiencia, de su edad, debería ayudarnos también al proceso del diálogo. Yo le hago un llamado a la unidad al compañero Higinio para que nos ayude en este proceso y el resultado lo compartamos todas y todos. Que nadie sienta, que nadie alcance a percibir ningún tufo de imposición”.

Respeto mucho a Daniel y a los cuadros que él ha logrado colocar en posiciones importantes, como Xóchitl Zagal (secretaria de Organización del CEN) y Armando Navarrete (alcalde reelecto -por su propios méritos- de Nicolás Romero), pero quizá por su juventud, ha sido incapaz de integrarse en lo que sería un diálogo maduro con quienes han luchado, durante varias décadas -sin montarse en la ola del obradorismo- por arrebatar la gubernatura al prianismo “más corrupto del país”, como definió Josefina Vázquez Mota a sus correligionarios del PAN del Estado de México.

Cuando mi muy estimado Daniel Serrano confiesa su principal objetivo, a saber: “que nadie sienta, que nadie alcance a percibir ningún tufo de imposición”, se está refiriendo a que no se cuestione el autoritario e inamovible mecanismo establecido por el Presidente López Obrador -a pesar de su discurso continuo de que él “no se mete en asuntos partidistas”- de que a fortiori sea a través de las dudosas encuestas de Mario Delgado como termine imponiéndose a quien muy probablemente gobernará, por 6 años, a 17 millones de personas.

El reclamo legítimo de la inmensa mayoría del morenismo mexiquense de que se tome en cuenta la trayectoria de los aspirantes más que la fugaz “popularidad” que pueda reflejar una muy mal aplicada encuesta -dicho esto con base en los antecedentes verificables de obscuridad en los métodos y las técnicas demoscópicas del morenismo en general y del delgadismo en particular-, expone una dignidad inédita de la izquierda local frente a los intentos de imposición por medio del dedazo a la vieja usanza, vicio que un partido que se dice progresista debería repudiar, por mucho que se sigan respaldando en la popularidad de don Andrés, en franco declive, por lo demás, como se demostró en la elección intermedia.

El proceso no será un día de campo para nadie y, por lo tanto, se requiere un candidato o candidata que sea perfectamente capaz de desplegar un discurso de campaña realmente contundente ante el electorado, y, con todo respeto, ya demostró requetebién doña Delfina ser incapaz de hacerlo, cuando refugiada en el apapacho del entonces muy popular futuro presidente fue vencida -haiga sido como haiga sido- por el insulso promotor de tarjetas rosas.

Y no digo que Higinio sea un dechado de oratoria de altos vuelos mediáticos, como podría serlo, quizá, Horacio Duarte, pero sí que lo respalda una trayectoria que le permite desplegar su estilo con un impacto razonable y, sobre todo, con credibilidad.

Daniel Serrano pareciera defender el interés de Claudia Sheinbaum de que el dedazo delfinesco prospere sin dificultad, porque ella misma será beneficiaria de ese mecanismo, o al menos eso cree ingenuamente la jefa de Gobierno. De ahí el objetivo de “que nadie sienta, nadie alcance a percibir ningún tufo de imposición“.

Cuando mi buen amigo Serrano acusa a Higinio de “crear división en el partido” y lo exhorta “para que cese este discurso de quien no está conmigo está contra mí”, en realidad parece evocar a don Andrés: “Creo que no abona, creo que un hombre de su experiencia, de su edad, debería ayudarnos también al proceso del diálogo. Yo le hago un llamado a la unidad al compañero Higinio para que nos ayude en este proceso y el resultado lo compartamos todas y todos”.

El llamado a la unidad, en realidad, lo estuvo haciendo el doctor Martínez a lo largo y ancho del territorio estatal, para llegar a civilizados consensos, mientras que Serrano se dedicaba tiempo completo a promover la consulta de revocación de mandato, ese costoso evento de culto a la personalidad del Presidente.

Fraternalmente le comento a mi estimado Daniel que quien está creando división es él, y que los progresistas del Estado de México -afiliados o no a partidos políticos- no veremos jamás con buenos ojos que se nos imponga desde el centro del poder nacional a quien conducirá el destino de nuestro estado, por muy buena persona que pueda ser. También le sugiero que se sume patrióticamente a la exigencia de que algo tan trascendente no descanse en la decisión de un solo hombre, por muy poderoso y popular que pueda ser y mucho menos si trata de engañarnos con procedimientos demoscópicos pervertidos.

En todo caso, sea bienvenida la presunta “rebelión”.

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