viernes, julio 26

Sugiere Loret que quien podría entregar la plaza mexiquense sería AMLO y no Del Mazo

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Se pregunta si, “como gesto de cortesía por el buen trato recibido, mandó a la candidata más vulnerable”

LA VERSIÓN NO OFICIAL: Por Jesús López Segura

Ahora resulta que los patos les tiran a las escopetas. Carlos Loret de Mola plantea en “saciamorbos”, el remate de su columna de El Universal, lo siguiente:

“¿Y si el presidente López Obrador quiso tener un gesto de coqueteo con el PRI? ¿Y si quiso agradecer el buen trato que ha recibido siempre de Del Mazo? ¿Y si por eso mandó a la candidata más vulnerable de toda su baraja?”

Ignoro quién habrá inducido un comentario tan desafortunado, habida cuenta de que, como todo el mundo sabe, Loret no da paso sin huarache; o para decirlo en sus propios términos, ¿qué tipo de morbos pretende saciar con un planteamiento tan ridículo?

Si existe alguna certeza en este mar de especulaciones sobre la antesala electoral mexiquense, es que primero muerto (políticamente hablando) López Obrador, que ceder voluntariamente la plaza en la que se define, desde ya, el control sobre su propia sucesión.

Conociendo a don Andrés, ¡primero mete a la cárcel no solo a Peña, sino a todos los expresidentes desde Salinas, que ceder esta plaza estratégica!

Ahora bien, todo el mundo conoce las cualidades y limitaciones de doña Delfina, y hasta Loret debería saber que si bien Higinio Martínez y Horacio Duarte habrían sido excelentes candidatos, el mandatario basa sus decisiones en el hecho de que las posibilidades reales de triunfo electoral radican más en el efecto de su propia popularidad, que en las virtudes o defectos personales del elegido o la elegida. Así que puede imponer a quien se le pegue la gana, como efectivamente lo ha hecho en todas las plazas importantes.

Las “fuentes” de Loret están muy confundidas y sobrevaloran hasta extremos irracionales la presunta “buena relación” entre AMLO y Del Mazo. Quizá ese fingido afecto se hubiera fortalecido realmente si los diputados federales mexiquenses hubieran votado en favor de la Reforma Eléctrica nacionalista de López Obrador, atendiendo al orgulloso paisanaje con don Adolfo López Mateos, pero los sepulture… perdón, los asesores del gobernador, lo aconsejaron mal.

Ayer, por ejemplo, se vio a Del Mazo en compañía del montielista Carlos Iriarte, quien fue echado del CEN del PRI por su pésimo trabajo. Aprovechando la entrega de las tarjetas rosadas en Huixquilucan (de donde fue, como el propio Del Mazo, presidente municipal) Iriarte sueña con fungir como una especie de mediador para superar la traición de Alito. La ausencia en el evento de Enrique Vargas y Romina, su esposa y orgullo de su nepotismo, es un indicador escandaloso de la vigencia, al menos temporal, de la ruptura de la alianza conservadora en el Edomex, como afirman los líderes nacional y estatal del PAN.

Otra estampa fue la que retrató Milenio del Chapitas Ávila dándole la espalda a Osorio Chong y al pueblo de México, para votar con las huestes del mejor conocido ahora como “Amlito” en favor de la militarización de la seguridad pública.

Es cierto que Higinio y Delfina están distanciados, como sucede casi siempre en las campañas donde se impone a alguien por dedazo, es decir, por la voluntad de un solo hombre, ignorando los liderazgos reales y concretos de cada localidad. Y tan cierto como eso es que la candidata está obligada a limar asperezas con su antiguo mentor y con todos los morenistas de corazón, si quiere contar con el apoyo decidido para vencer al dinosaurio que ya la derrotó una vez, haiga sido como haiga sido. Que quede claro que nadie le ha negado el apoyo a la maestra, como murmuran maliciosamente quienes fomentan la división.

Pero si existe una certeza absoluta en algo, es que -contra lo que sugiere Loret respecto de la relación entre López Obrador y Del Mazo Maza– no es AMLO quien habría necesitado tener un gesto de coqueteo con el PRI, ni quien debería “agradecer el buen trato recibido”, ni mucho menos quien estaría dispuesto a postular una candidata perdedora, como definitivamente, parece ser el caso de don Alfredo. Ya veremos.

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