Decenas de miles de mexiquenses han tenido que ir a la Ciudad de México a ejercer ese derecho elemental

LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

Diputadas del Congreso mexiquense, colectivos feministas y académicos (as), hicieron un llamado urgente al Congreso local para que, de una vez por todas, se sumen a la corriente progresista que en el país -y el resto del mundo-, ha decidido dejar de criminalizar a las mujeres que, por infinidad de circunstancias adversas, pero sobre todo por la convicción inalienable de ejercer la soberanía sobre sus propios cuerpos, rechazan que un delicado asunto de salud pública, sea convertido, por prejuicios decimonónicos, en una feroz persecución judicial.

En el ‘Foro Rompiendo Paradigmas; Educación Sexual en las escuelas y aborto legal en el Estado de México’, realizado en el Congreso local, la legisladora Anais Burgos recordó que en, compañía de las y los diputados de Morena, desde 2021 presentó una vanguardista iniciativa de ley para hacer realidad el aborto legal en la entidad.

Puntualizó que la iniciativa se construyó a través de un Parlamento Abierto que involucró la participación de colectivos y personas especialistas y que plantea una reforma integral, con planificación familiar, educación sexual y protección a niñas y mujeres, y enfatizó que la renovación del Ejecutivo estatal es un momento crucial para sumarse a la lucha de las feministas mexiquenses.

En sus participaciones, la diputada Carmen de la Rosa Mendoza y el legislador Marco Antonio Cruz Cruz, de Morena, resaltaron la relevancia de la información sexual en los núcleos familiares y del activismo social y coincidieron en que no se debe pasar por encima de los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres.

Obligar a las mujeres, bajo amenaza penal, a continuar con un embarazo no deseado, constituye una de las manifestaciones más bárbaras del patriarcado, forma de dominación política impuesta por la fuerza del macho a lo largo de varios milenios.

Las cifras de mujeres que mueren de fiebre puerperal y otras secuelas por abortos practicados en condiciones insalubres, es muy elevada, pero imposible de señalar con precisión porque se encubre de manera siniestra por los responsables de semejante atrocidad.

Puede señalarse, en términos generales, que miles de mujeres mueren por abortos clandestinos y que esa masacre perfectamente clasificable como feminicidio masivo, o genocidio, tiene responsables directos: todos aquellos que se oponen a la despenalización con argumentos que van desde los prejuicios alentados por la iglesia contra la libertad sexual, ilustrados en abstracciones sobre los presuntos derechos de un huevo o cigoto -por encima de los de la mujer que lo alberga-, hasta los desplantes machistas (a los que se suma un buen número de mujeres sometidas psicológicamente) que tratan de mantener la brutal desigualdad de género imperante desde hace unos 5 mil años en el planeta Tierra y que algunos hipócritas tratan de disimular dando concesiones de poder a un número limitado de privilegiadas funcionarias públicas, a menudo encumbradas no por su capacidad para el puesto, sino como obligadas cuotas burocráticas de género.