Massa obtuvo el 36,6% de los votos, mientras que Milei alcanzó el 30%

Tras un emocionante proceso electoral en Argentina, Sergio Massa, actual Ministro de Economía y representante de la centroizquierda, se ha ubicado en la primera posición, sorprendiendo a muchos. El de ultraderecha, Javier Milei, quien lideraba las encuestas previas, ocupó el segundo lugar. El resultado ha llevado a ambos contendientes a la segunda vuelta, que se llevará a cabo el próximo mes, marcando una significativa prueba de fuerza para el movimiento de ultraderecha a nivel global.

Massa, de 51 años, buscará persuadir a los votantes de que es la opción para rescatar al país, sumido en una grave crisis económica. El ministro de Economía obtuvo el 36,6% de los votos, mientras que Milei alcanzó el 30%, con el 98% de los votos escrutados. Para evitar la segunda vuelta, los candidatos necesitaban superar el 45% o alcanzar el 40% con un margen de victoria de 10 puntos.

Milei, un economista libertario de ultraderecha, se había destacado en la contienda por su retórica radical, proponiendo la eliminación del banco central y la adopción del dólar estadounidense como moneda nacional. Estas propuestas resuenan en un país afectado por una profunda crisis económica, con crecimiento de la pobreza, alta inflación y devaluación del peso argentino.

La elección resultó en una sorpresa, ya que Massa, con más de dos décadas de experiencia política, logró superar al candidato de ultraderecha. Esto plantea la posibilidad de que Massa se convierta en el próximo presidente de Argentina, una perspectiva que muchos consideraban improbable antes de los comicios.

Milei, conocido por su estilo político beligerante y sus posturas radicales, ha sido comparado con figuras como Donald J. Trump y Jair Bolsonaro. Sin embargo, Massa, por su parte, se ha centrado en promover estabilidad y una aproximación más moderada.

La segunda vuelta se presenta como un momento crucial para Argentina, ya que Massa representa el establishment político y Milei aboga por cambios drásticos en la economía y el gobierno. La decisión final recaerá en los argentinos, quienes tendrán que optar entre dos visiones muy distintas para el futuro del país.