viernes, julio 26

La crisis del periodismo en México. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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Tres vertientes: El oficialismo vulgar. El periodismo de investigación. El Análisis documental

El embate despiadado que el presidente López Obrador ha emprendido, desde el inicio de su administración, contra los periodistas y los dueños de medios de comunicación y concesiones, ha ocasionado una crisis del periodismo tradicional, potenciada -para más joder, como dice Venancio- con la irrupción y crecimiento exponencial de la comunicación digital en general, y del periodismo electrónico en particular.

Cualquiera puede editar textos, fotografía y videos usando incluso inteligencia artificial, y difundirlos masivamente en forma instantánea a través de las redes de Internet. Es un milagro que todavía existan diarios impresos, noticiarios de radio y televisión, que requieren grandes fortunas y fastuosas fuentes de financiamiento para su existencia misma. El que no hayan desaparecido es una muestra de la monumental inercia social y resistencia al cambio.

Los periódicos y revistas impresos están condenados a desaparecer, y no solo por el cambio climático y el desastre ambiental, que obligan a economizar el papel, sino por su brutal lentitud y costos de producción y difusión. Son absolutamente obsoletos desde hace años.

Pero más allá de las herramientas en las que el periodismo sustente sus modos de producción y difusión -lo que puede dar lugar a una clasificación muy vasta de los medios- está la base fundamental que justifique la calidad de sus fuentes de información. Me atrevo a proponer la clasificación esbozada en el subtítulo de este brevísimo ensayo:

1.- EL OFICIALISMO VULGAR. Es el ejercicio periodístico boletinero que usa como única fuente lo que los gobiernos y entidades públicas y privadas le proporcionan, apoyados con “convenios de publicidad”, a través de los cuales quienes encabezan esas instituciones tratan de cumplir con su obligación de difundir la obra de gobierno, o institucional de entidades públicas y privadas.

No se da un contexto, no se contrasta la información con otras fuentes, simplemente se vende o renta el espacio publicitario -incluso muchas veces el editorial- para cumplir los deseos de los ejecutivos que contratan a esos medios con ese único y exclusivo fin.

Mientras más torpes los ejecutivos (municipales, estatales o federal, o dirigentes de grandes empresas anunciantes) más exigirán que la producción sea fidedigna, escrupulosamente similar al boletín emitido y, en consecuencia, el medio será cada vez más cerrado a una sola visión que satisface las exigencias de sus patrocinadores y no de la audiencia. Un ejemplo de oficialismo vulgar, es el que ejerce -con un plus de lisonjería en extremo servil-, el “periodista” conocido como “Lord Molécula“.AMLO y Lord Molécula

2.- EL PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN. Es el ejercicio que parte de observaciones preliminares, de hipótesis de trabajo, para lanzarse a fondo en un largo proceso de indagación más profunda en la búsqueda de hechos que puedan corroborar e incluso probar lo previsto al inicio. En resumen es el periodismo que se apega al método científico.

Un ejemplo es el que realiza la escritora mexicana Anabel Hernández, quien, por ejemplo, se entera de que el Departamento de Justicia de los Estados Unidos realizó en el 2011 una investigación -con testigos protegidos- sobre el presunto financiamiento del narco a la campaña de Andrés Manuel López Obrador en el 2006, y decide, a partir de ese hecho escandalosamente noticioso, avocarse a investigar a fondo por qué los gringos decidieron darle carpetazo a un asunto tan delicado y qué otros indicios o hechos verificables podrían consolidar la hipótesis de que “AMLO tiene un pacto con los grupos criminales”, como el hecho de haber instaurado una política de “abrazos y no balazos” que ha resultado trágica para el pueblo mexicano pero, al mismo tiempo, complaciente para los grupos criminales. ¿Por qué se baja a saludar a la madre de uno de los criminales más sanguinarios del mundo, al que por cierto se refiere con respeto y se niega a llamarlo “El Chapo“, sino el señor Guzmán Loera, o por qué liberó a su hijo en el vergonzoso episodio conocido como el “culiacanazo”.

Resulta muy ilustrativo ver cómo un periodista inscrito en el oficialismo inteligente (no todo el oficialismo periodístico es vulgar, como el de Lord Molécula) exige pruebas en una entrevista con Anabel Hernández y prácticamente se burla de la gran periodista cuando ella se niega a darle avances de su investigación de largo aliento.Anabel Hernández

PERIODISMO BASADO EN LA INVESTIGACIÓN DOCUMENTAL. Es el periodismo que ejercen muchos analistas de prensa cuando tratan de concatenar diversas informaciones que se publican a diario, con el fin de alinearlas en una lógica común que, por sí misma, pueda convertirse en un semillero de hipótesis de investigación, para nutrir el criterio de sus audiencias y servir de base para el desarrollo de investigaciones más profundas.

Por ejemplo, me atrevo a proponer -como analista de prensa basado en la investigación documental- que el Presidente López Obrador tiene un pacto de impunidad con aquéllos a los que, en campaña, definía como los jefes de “la mafia del poder”.

Este planteamiento pulula en amplísimos espacios de discusión política y parece, por tanto, una verdad de Perogrullo. Pero está muy lejos -si no se le aborda con seriedad- de construir una sólida hipótesis de trabajo que devele uno de los escándalos más tristes e impactantes del desempeño de la izquierda latinoamericana, más allá de sus grandilocuentes discursos y proclamas de campaña.Enrique Peña y AMLO

Por ejemplo, hoy mismo, de nueva cuenta y por enésima vez, don Andrés Manuel López Obrador recurrió en su perorata matutina a autojustificarse por no haber perseguido judicialmente a sus antecesores en el cargo desde Carlos Salinas (a quien define como el más corrupto de todos), a pesar de su discurso compulsivo de “combate a la corrupción”, con los ridículos argumentos -repetidos hasta la náusea- de que “lo suyo no es la venganza” y que sometió a consulta la posibilidad de juzgarlos, pero la votación popular no alcanzó el status de “vinculante”. Como si la aplicación estricta de la ley contra ladrones y asesinos estuviera sujeta a escrutinio popular.

Y nos ofreció como corolario una muestra más de su diligente actuación cotidiana como jefe de partido:

“Y afortunadamente va a decidir el pueblo en la elección, va a decidir si quiere que continúe la transformación o que regresen los de antes, los del bloque conservador, que regrese Claudio ¿no? a pedir que se cancele la educación pública, que regresen los contratos leoninos, los sueldos elevadísimos, los lujos en el gobierno.

La gente va a decidir eso. ¡Ah!, ¿y que ya no le den nada al pueblo como sucedía o que le den muy poco?, ¿cuándo había recibido la gente que es además su derecho, en seis años de manera directa, en pensiones, en becas, en apoyo al campesino, a pescadores, a trabajadores, dos billones 700 mil millones? ¿Cuándo?, si todo se quedaba arriba, por eso se jalan los pelos y dicen ¿qué está pasando?, ¿como si nos traemos al mejor periodista del mundo ¿no? a que labore eh… un montaje y tenemos a Loret de Mola y tenemos a todos, cómo es posible pues que no pase nada?AMLO campaña con apoyos

Pues es muy sencillo de explicar, el pueblo está contento con la transformación, porque son cosas interesantes ¿no? en el análisis.

Una, lo que significa la democracia para un pobre y lo que significa la democracia para una persona de clase media o clase alta, es distinto. Tiene una connotación distinta, porque la democracia auténtica, verdadera para el pobre, es su sobrevivencia, es la posibilidad de ser atendido, ayudado, auxiliado.

Para un integrante de clase media, pues es distinto, puede ser porque va a haber un gobierno más eficiente este… que se va a hacer cargo de la seguridad, pero no es porque de eso va a comer. Entonces la democracia para el pobre es fundamental, es básica, ese es un asunto de fondo para la reflexión”…

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