viernes, noviembre 22

¿Sabotaje en el METRO? LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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Sin una investigación exhaustiva de por medio, se usa a la GN con fines estrictamente políticos

 

El hecho de saturar las instalaciones del METRO -de un día para otro- con 6 mil 60 elementos de la Guardia Nacional -que deberían estar abocados a la urgente tarea de detener el avance incontenible del crimen organizado en los más diversos rincones del país-, es una decisión apresurada e irresponsable, basada solo en una “corazonada” de Claudia Sheinbaum en el sentido de que los eventos “anormales” que suceden cada vez con mayor frecuencia en el sistema masivo de transporte por excelencia de la Capital mexicana son en realidad, actos de sabotaje que los opositores atribuyen al austericidio y la consecuente “falta de mantenimiento“.

El detalle denunciado por Sheinbaum de que la caja negra del tren que chocó recientemente de la línea 3 del Metro “fue encontrado en una camioneta” y que ella insinúa como una prueba irrefutable de que se trató de un sabotaje o, de plano de un acto potencial de terrorismo, no justifica que el Presidente reaccione en fast track -sin una profunda investigación de por medio- para exculparla de negligencia criminal por falta de mantenimiento, desplegando huestes de guardias nacionales para proteger no a los millones de usuarios, como se presume, sino a su corcholata consentida.

Sin pruebas irrefutables de sabotaje, se toma una decisión que avala la idea de terrorismo, dejando a la imaginación colectiva la hipótesis de que fueron los “opositores“, los “conservadores” los autores de la atrocidad, o bien adversarios internos de la Jefa de Gobierno en la carrera sucesoria, como Ricardo Monreal, por ejemplo, quienes perpetraron toda esa serie de eventos o “incidentes anormales” como le llama Claudia y que hábilmente la convierten en víctima y no en victimaria por negligencia criminal.

No se informa el contenido de esa “caja negra”, el cual revelaría con absoluta claridad las razones del choque de trenes, sino que se deja a la imaginación su contenido, ubicándola “inexplicablemente en una camioneta”, para blindar a Sheinbaum de una debacle irreversible, luego del desaseo terrible en el manejo del desplome del tramo elevado en la Línea 12 que involucraba también nada menos que a Marcelo Ebrard y a Carlos Slim, exculpado éste último a cambio de que diera garantía de su trabajo y responsabilidad en la reconstrucción, y ni siquiera con indemnizaciones decentes para los familiares de las 26 víctimas mortales y la multitud de heridos, a los que, contra todas las hipócritas promesas, se les regateó la atención.

Parece que el choque de trenes sucesorios seguirá dando mucho de qué hablar, porque los trenes, como los dados, están evidentísimamente cargados en favor de una tapado cuyas iniciales son AALH, y parece también que será el METRO de la Ciudad de México el que entierre las aspiraciones de todas las demás corcholatas “oficiales”. Al tiempo.

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