Según Claudia Sheinbaum, la adscripción de la GN a la Sedena “no significa militarización”

La aprobación de la reforma para incorporar la Guardia Nacional (GN) a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), excluyendo a la Marina y limitando la participación de militares retirados, ha generado un intenso debate en la Cámara de Diputados y en la esfera política de México. Por un lado, se establece que la GN se integrará exclusivamente por militares en activo y con formación en seguridad pública, eliminando la participación de marinos y personal militar retirado. Este cambio, propuesto por la diputada Merary Villegas de Morena, desató una discusión de más de una hora entre los legisladores.

El debate político no se detiene en los detalles de la composición de la GN, sino que se extiende a una cuestión de mayor relevancia: ¿qué implica esta reforma para la estructura del poder civil y militar en México? Desde la oposición, se argumenta que la reforma militariza a la Guardia Nacional, poniendo en manos del Ejército una fuerza de seguridad que, según ellos, debería mantenerse bajo un mando civil. En palabras del coordinador del PRI, Rubén Moreira, esta decisión drena al Ejército de personal militar para alimentar a la GN, lo cual pone en riesgo el equilibrio de fuerzas dentro de las instituciones de seguridad.

Guardia Nacional pasa a Sedena

Por su parte, la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, ha intentado contrarrestar estas críticas, subrayando que la incorporación de la GN a la Sedena no implica una militarización del país. Según Sheinbaum, la militarización significaría que el mando militar tomaría decisiones, pero en México, asegura, las decisiones las sigue tomando un poder civil, representado por el Comandante o la Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas, en este caso. Además, enfatizó que se respetarán los derechos humanos, una preocupación que organismos internacionales han expresado.

Sin embargo, las tensiones subyacentes en esta reforma van más allá de las declaraciones públicas. La exclusión de la Marina de la GN no es solo un detalle técnico, sino un indicio de una disputa más profunda dentro de las instituciones militares mexicanas, donde la Sedena consolida su poder sobre la GN. Este hecho alimenta aún más las preocupaciones sobre la creciente influencia de las Fuerzas Armadas en áreas tradicionalmente reservadas para cuerpos civiles, pese a las reiteradas afirmaciones de Sheinbaum.

Se escluye a la Marina de Guardia Nacional

En conclusión, la reforma para la Guardia Nacional no solo plantea un cambio en la estructura de esta fuerza de seguridad, sino que también revela tensiones más amplias sobre la militarización de las funciones civiles y el equilibrio de poder entre la Sedena y la Marina. Mientras algunos aseguran que esta medida fortalece la seguridad y el respeto a los derechos humanos, las críticas apuntan a un riesgo creciente de concentración militar en la política de seguridad pública del país. La discusión sobre la reforma, que continúa ahora en el Senado, será crucial para definir el futuro de la seguridad en México y el papel que las Fuerzas Armadas jugarán en ella.

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