Elías Rescala se descarta, mientras otros se destapan. Por Jesús López Segura
Exalta los valores priistas de lealtad y disciplina, como insinuando que los que se han destapado no los comparten
El explícito “descarte” del coordinador de los diputados priistas mexiquenses, Elías Rescala, invocando lealtad y disciplina al Gobernador Alfredo del Mazo, puede ser interpretado de dos, y solo de dos formas contrapuestas, a mi modesto entender:
1.- En realidad se tapa para eludir el desgaste que sufrirán sus audaces correligionarios Del Moral, Herrera y Aguilar, luego de su intrépido autodestape, y hasta que el gran elector, don Alfredo del Mazo, se digne a apuntar el gran dedo en su favor, Rescala dirá que cuando se descartó no tenía idea de que el señor Gobernador lo contemplaría para tan honrosísimo encargo. De hecho, ése es precisamente el sentido del “tapado”.
2.- La otra interpretación posible es que don Alfredo les dijo a él y a Nemer que ya se dejen de cuentos y cierren filas con Alejandra, porque el horno no está para bollos, ya que la disputa contra Ana Lilia va a estar “de padre y señor nuestro” (como diría Loretito) pues la diputada rebelde contará con el apoyo incondicional de Marcelo Ebrard y poderosos empresarios mexiquenses que pujarán por el canciller para Presidente, y trabajan desde ahora en la antesala mexiquense.
Contará también con el respaldo de Arturo Montiel, Jorge Hank, Carolina Viggiano y su marido (una vez repuesta de su derrota estrepitosa en Hidalgo y acomodada en la posición de Alito); muy probablemente de Enrique Vargas del Villar, molesto por la negativa de Del Mazo a considerarlo; de Eruviel (lo que le restará en vez de sumarle), y de importantes medios de comunicación como El Universal, Latinus, Proceso, SinEnmbargo y otros a los que el torpe vocero de Del Mazo ha despreciado y ofendido, y los miles -que pueden extenderse con una buena campaña a millones- de seguidores leales a la impresionante carrera de esta talentosa mujer.
Rescala se descarta curiosamente al día siguiente de que planteamos aquí lo rústico que resulta el jueguito de autodestapes y enroques rosados de un priismo obsoleto por completo y refractario a la transformación que vive el país.
Ricardo Aguilar y Carlos Iriarte, ambos discípulos de Abraham Talavera, recogidos como herencia e incrustados en el PRI nacional por Arturo Montiel, terminarán también apoyando a Ana Lilia como la única apuesta viable para dar la pelea a los casi seguros triunfadores del morenismo local en la sucesión clave del 2023. Al tiempo.
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