Que Del Mazo es la esperanza para la sobrevivencia del PRI, dice Darío Celis en El Financiero
¿Cómo le habrá hecho Pérez Zamudio para convencer a Darío de exponer así al Sr. Gobernador?
LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
“Del Mazo o la muerte del PRI“, así titula su columna de hoy en El Financiero el analista de medio pelo -pero eso sí, estridente y con gran penetración-, Darío Celis: “Si los factores de poder en el Estado México se ponen de acuerdo y cobijan a Alfredo del Mazo Maza, el PRI garantiza su sobrevivencia y la elección presidencial será una gran disputa entre Morena y Va por México“.
“Pero si los exgobernadores de esa entidad [menciona a varios excluyendo a Emilio Chuayffet], la jerarquía de la Iglesia Católica y los empresarios, sindicatos tricolores y autotransportistas ligados al Grupo Atlacomulco no convencen a Del Mazo a dar la pelea, adiós”.
Tal es la confianza que deposita en don Alfredo III un columnista que parece desesperado por salvar al priismo -tal como lo conocemos- de su inminente extinción.
Y digo “tal como lo conocemos” porque la faceta neoliberal del tricolor es la que no puede subsistir más, dado que López Obrador ha logrado asociarla en el inconsciente colectivo con la corrupción. Pero la otra cara del priismo histórico, la “nacionalista revolucionaria” (expulsada por Miguel de la Madrid en el 88), puede renacer con gran fuerza en cualquier momento, y no por el repentino auge de corrientes o liderazgos sacados de la manga, o porque a un neoliberal convencido como don Alfredo repentinamente se le ocurra durante una visita a Andorra, sino por el inexorable desgaste al que la bipolaridad de don Andrés, está sometiendo a Morena.
Son tantas ya las muestras de revisionismo regresivo respecto del presunto perfil de izquierda de López Obrador (intolerancia, misoginia, militarismo, dedazo, cargada, indiferencia ante el dolor humano extremo, impunidad y hasta corrupción) que pronto un liderazgo medio carismático del pseudo nacionalismo revolucionario priistoide, o cualquier movimiento ciudadano más o menos congruente, podrá rebasar a Morena por la izquierda.
Basta con revivir algunas de las promesas almacenadas en el baúl de la demagogia sobre justicia social, acumuladas durante décadas de engaños, para hacer añicos los limitados programas sociales de don Andrés, y despertar nuevamente la esperanza frustrada de millones de miserables que piensan que los políticos a la mexicana podrán algún día resolver su trágica existencia, fuera de la única alternativa que les dejan: emigrar a los Estados Unidos.
Más allá del monotemático asunto de la tarjeta rosa, no recuerdo haber escuchado hablar a don Alfredo -con todo respeto- de alguno de los grandes temas de interés nacional o internacional -vamos, ni siquiera de los grandes asuntos de interés local, como el auge inaudito de feminicidios– y mucho menos para defender a su primo, patrocinador y mecenas, Enrique Peña Nieto, o para esbozar una leve crítica a los exabruptos del Sr. Presidente, que no baja a sus correligionarios y, por ende a él mismo -con todo y las sonrisitas mutuas para guardar las apariencias-, de rateros consuetudinarios.
¿Cómo le habrá hecho Pérez Zamudio para convencer a Darío de exponer de esa manera al Sr. Gobernador?