El dedazo de Del Mazo. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
Higinio abraza a Delfina. Se desbroza el camino de la elección mexiquense
Don Alfredo del Mazo Maza realizó ayer un movimiento de dos bandas que aclara por fin el panorama del priismo mexiquense en la madre de las elecciones previas a la sucesión presidencial o, como dice Horacio Duarte, la “batalla maestra“.
Ya era bastante claro que la candidata del gober era Alejandra del Moral, al menos desde que intercambió puestos con el otro gerente de la Tarjeta Rosa, Eric Sevilla. La jugada de ayer de don Alfredo constituye un simple reacomodo de sus piezas que le permite, por un lado, blindar a la ahora ex secretaria de Desarrollo Social de cualquier intento de las autoridades electorales (amenazadas hoy más que nunca por AMLO) de llamarla a cuentas por el nada sutil y más bien espectacular uso de los programas sociales del Gobierno local para llevar agua, ilegalmente, a su personalísimo molino.
Y digo que la jugada es de dos bandas porque, al mismo tiempo, don Alfredo se deshizo de una piedra en el zapato cada vez más molesta por su crecimiento exponencial en las preferencias ciudadanas, con todo y la torpeza inaudita de su gente de prensa, que la llevó al matadero con el ultraconservador Carlos Alazraki, al que Ana Lilia Herrera llamó genio mientras el mercachifle publicitario insultaba a la candidata de Morena, Delfina Gómez.
Una vez trascendido que Ana Lilia no asistió al ungimiento de “su amiga” Alejandra (igual que otros alfilillos de “Alito” como Carlos Iriarte y Miguel Sámano), y que según algunos reportes de prensa abandonó molesta la reunión del destape con el gobernador, los analistas podrían pensar que su futuro estaría en poner su capital político (con ayuda de algunos ex gobernadores, de Jorge Hank Rhon y de una o dos corcholatas presidenciales), al servicio de una tercera vía en el Edomex, opción que no sería mal vista por Dante Delgado, quien ya ha logrado hacerse de plazas tan importantes como Jalisco y Nuevo León, gracias al voto antisistémico.
Pero tal análisis que incluso podría atribuirse a una “jugada maestra” del delmacismo para esquivar la molestia presidencial, imponiendo a una priista de hueso colorado por la puerta trasera -jugada que solo alguien con mente muy compleja, por no decir retorcida, como la de Carlos Salinas de Gortari, podría urdir-, simplemente no prosperaría, porque para ello Ana Lilia tendría que haber renegado de su militancia priista antes de ser desechada por Del Mazo, pues solo así se hubiera convertido en una fuerte candidata antisistémica que capitalizara el voto de los decepcionados tanto del priismo, como del obradorismo, estrategia que seguramente seguiría Juan Zepeda.
De cualquier forma, con la dama de la Tarjeta Rosa ya despojada de su caballito de batalla y con el rearmado del poderoso trípode texcocano, luego de una exitosa operación cicatriz y, hay que decirlo, una actitud muy generosa y madura de parte del senador Higinio Martínez, doña Delfina, quien afortunadamente, informan, goza de cabal salud, va que vuela para ser la primera gobernadora mexiquense, derrocando una depredadora hegemonía secular de varones priistas. ¡Enhorabuena!
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