sábado, septiembre 7

¿Peligra la vida de Xóchitl Gálvez? LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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AMLO acusa de perversos a columnistas que lo culpan de esa eventual desgracia

Nunca he criticado al Presidente López Obrador desde la perspectiva de la derecha conservadora, dueña del dinero y de las célebres plumas que desde los medios televisivos, radiofónicos y periodísticos hegemónicos, bregan a diario para desacreditarlo, con la expectativa de volver por sus fueros para seguir saqueando al país. Jamás lo he hecho.

He criticado constructivamente a don Andrés, en muchas ocasiones, pero desde un ángulo totalmente contrario al de las huestes que quisieran acabar con su movimiento, es decir, lo critico desde la izquierda radical, y cuando digo radical no me refiero a que crea que la toma del poder tiene que ser por la vía de la violencia, sino al reto de identificar las raíces de los problemas ancestrales de nuestros malos gobiernos.

Ése es un ángulo que pocos adoptan porque los izquierdistas suelen ser muy complacientes con sus líderes cuando llegan al poder, lo que no había ocurrido en México en muchas décadas, si tomamos en cuenta al general Lázaro Cárdenas como el referente de un gobierno típicamente izquierdista mexicano.Culto a la personalidad de AMLO en Morena

Así que la mayoría de los seguidores de un líder triunfador “de izquierda” prefieren guardarse muy bien de emitir críticas contra esa suerte de héroe viviente, para no correr el riesgo de sumarle puntos a la reacción conservadora -lo que es perfectamente razonable-, pero confunden la lealtad a los principios con la lealtad a las personas, lo que redunda, invariablemente, en un autoritario culto a la personalidad del líder. Así fue que se echaron a perder el chavismo y el sandinismo, entre otros muchos movimientos legítimos de izquierda.

Estoy perfectamente de acuerdo con don Andrés cuando despotrica a diario contra los periodistas chayoteros que se hicieron millonarios prostituyéndose en televisoras -y otros medios- para consolidar la ideología que mantuvo a sus patrocinadores, por décadas, en la Presidencia de la República. Lo que le critico a López Obrador es que como jefe del Ejecutivo (incluso con mayoría calificada en el Congreso en los primeros años de su gobierno) se empecinó en mantener las concesiones televisivas y radiofónicas intactas, renovando incluso las vencidas y mantuvo también, ligeramente disminuidos, los convenios millonarios de publicidad con quienes desde el principio de su gobierno impulsaban un Golpe de Estado Blando, con Ciro Gómez Leyva a la cabeza.

Por eso he definido al mandatario como un gobernante plañidero, es decir, que se lamenta a diario por todas las atrocidades cometidas por sus antecesores, como si estuviera todavía militando desde una impotente oposición; como si no tuviera el poder absoluto y legalmente establecido para corregir esos entuertos que lo escandalizan. Como si las concesiones, como la muerte, tuvieran una cláusula de perpetuidad obligatoria. Como si un presidente todopoderoso estuviera obligado a limitar su defensa ante un evidente golpe de estado blando a “su derecho de réplica”.AMLO, gobernante plañidero

Ha dicho en innumerables ocasiones que Enrique Peña Nieto, perdón, “el licenciado Peña Nieto” fue parte importante de un saqueo de las finanzas públicas en México, no superado incluso por la devastación colonial y, sin embargo, el Presidente López se ha opuesto sistemáticamente al clamor generalizado para que se le juzgue, con argucias engañabobos como la de la “consulta popular” ¡saboteada por él mismo!

Hoy en su mañanera, el presidente (inspirado al parecer en la columna Astillero, de La Jornada) califica como perversas las insinuaciones de varios analistas “conservadores” en el sentido de que Xóchitl Gálvez podría ser víctima de un atentado “por el clima de linchamiento político que él ha creado alrededor de esa aspirante presidencial” a la que por cierto, pese a la prohibición de las máximas autoridades electorales del país, sigue atacando con la burlona estrategia de no mencionar su nombre o poniendo a su lambiscona analista de prensa, la vocera del vocero, a referirse a ella como “la Señora X“.

¿A quién culpar entonces si sucediera la desgracia de un atentado contra Xóchitl Gálvez? ¿A la ultraderecha, como insinúa Julio Hernández López al afirmar que culpan “con anticipación a alguien por lo que ellos mismos podrían generar para que se cumplan las acusaciones sembradas”?Xóchitl Gálvez, va por la candidatura

¿Quién fue incapaz de cambiar las condiciones que, en La Ruana -y en muchas regiones del país-, dieron como resultado la masacre de Hipólito Mora, a pesar de las innumerables advertencias?

¿Felipe Calderón? ¿El Licenciado Peña Nieto? ¿Carlos Salinas?

No creo.

 

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