Uno promete a Sheinbaum carro completo y el otro grilla con Santiago Nieto y Elías Rescala

Con todo y que, al parecer, todavía no toma posesión de su cargo como “Jefe de Gabinete y Proyectos Especiales” en la administración de la gobernadora Delfina Gómez (quien firmó hoy en Palacio Nacional el acuerdo para federalizar la Salud en el Edomex), el senador con licencia Higinio Martínez se comporta como si fuera un líder partidista y no un servidor público obligado a bregar por los intereses de todos los ciudadanos de la entidad, independientemente de su creencias religiosas, estatus de género, color de la piel, grado académico o filiación partidista, entre otros muchos rasgos que definen nuestra pluralidad biológica, social y política.

Resulta que el buen doctor, se aventó la puntada de prometerle a Claudia Sheinbaum -en nota publicada por Proceso– un millón 300 mil votos adicionales a los logrados por doña Delfina en la entidad, para arrasar con Xóchitl Gálvez -la todavía candidata del frente opositor ¿en espera de ser reemplazada por Marcelo Ebrard, según especula Álvaro Delgado en los periodistas de SinEmbargo?-, es decir, cuatro millones de votos para el claudismo bueno, porque el malo es el de X. González.

Mientras tanto, el otro líder del morenismo local, Horacio Duarte, el que sí supo acomodarse bien con don Andrés -pero no tanto para que lo hiciera su candidato-, se reunió con Elías Rescala y nada menos que con Santiago Nieto Castillo, uno de los pocos funcionarios del obradorismo que tuvo el talante de confrontar al perverso Fiscal Florero y que por eso -y no por festejar su boda con lujos al estilo de Andrés Manuel López Beltrán– fue echado de la 4té con una patada en el trasero, igual que se echó del país, con cajas destempladas, al experto internacional en Seguridad Pública, Edgardo Buscaglia.

El pretexto, coordinar la lucha contra la delincuencia en la frontera con Hidalgo (donde Nieto Castillo se desempeña como encargado de despacho de la Procuraduría General de Justicia), pero la razón fundamental tiene que ver con la recuperación de la Secretaría general de Gobierno como el centro de toma de decisiones sobre la grilla partidista del mandatario (en este caso de la mandataria) en turno.

Así que hay mucho qué platicar sobre el desinfle de Xóchitl en las encuestas, las posibilidades de que Marcelo finalmente llegue a un acuerdo con MC y la propia Xóchitl para un eventual enroque -que ella vaya por la Ciudad de México y él por la Presidencia– en un sorpresivo arreglo con los prianperredistas, y otras sabrosas posibilidades para que el Grupo Atlacomulco vuelva por sus fueros y se empiece, desde ya, a un control de daños del dilema histórico del obradorismo sin López Obrador.

Hay que reconocer que don Andrés ya no las trae todas consigo y sus amenazas veladas de reabrir el caso Colosio no le hacen ninguna gracia a los salinistas, que podrían decidirse a echar toda la carne al asador.