sábado, noviembre 2

Maximiliano, ¿la puntilla para Xóchitl? LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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“Xóchitl podría convertirse en el peor fiasco electoral del Siglo”: Raymundo Riva Palacio

Hasta los más empecinados nostálgicos del saqueo neoliberal que vieron en Xóchitl Gálvez una esperanza de retornar al poder –debido al éxito arrollador, aunque efímero de la candidata del Frente conservador, al confrontar directamente al Presidente López–, han desinflado por completo sus expectativas, reconociendo, en términos generales, que la espontaneidad y arrojo de su ocurrente candidata, han sido por completo asfixiados nada menos que por las dirigencias de los partidos que arropan su viabilidad electoral formal, al mismo tiempo que nulifican su carisma y la hunden en la mediocridad.

Están desesperados. Las preferencias reflejadas en encuestas con razonables márgenes de objetividad, señalan un inamovible arrastre popular de Claudia Sheinbaum, montada desde siempre en el discurso, textual, de AMLO, pero que, a diferencia de Xóchitl, sí ha hecho esfuerzos significativos por mejorar sus imagen, cambiando el tonito típico del griterío destemplado, por una forma más natural y aceptable de dirigirse a las audiencias masivas, y una presencia mucho más fresca en su extraño ensayo de “podcast en video”, al menos en su primera edición con el director de Deforma.Claudia Sheinbaum

Dice Raymundo Riva Palacio, el más consistente y sistemático detractor del obradorismo, que si Xóchitl Gálvez no quiere convertirse, en función de las expectativas que generó, en el peor fiasco electoral del siglo, tiene tareas urgentes que realizar, y señala como la primera “deshacerse de su coordinador, Santiago Creel, que ha sido consistentemente incapaz”.

El meollo del planteamiento de Riva Palacio es que Gálvez deje de criticar a AMLO, por el alto grado de popularidad que tiene el presidente y que mejor se enfoque en sus malos resultados sin mencionar al mandatario, pero sí a quien pretende darles continuidad a esos malos resultados, es decir a Sheinbaum.

No me considero un detractor de AMLO. Creo que ha sido un operador político extraordinario, con resultados espectaculares en su misión de eliminar la hegemonía priista, para instaurar una nueva, muy parecida, pero que pone el énfasis en las corrientes nacionalistas del viejo priismo -mezclándolas con algunas tribus de la izquierda formal-, para sacar de la jugada al conservadurismo tricolor, ambas tendencias que pujaron durante 70 años en una disputa y alternancia interna en el marco de lo que Vargas Llosa señaló como “la dictadura perfecta”, hasta que Miguel de la Madrid decidió romperla, imponiendo a los conservadores en el marco de la globalización y el TLC.AMLO supero a la oposición

Por esa hazaña del tabasqueño, volvería a votar por él, pero jamás dejaría de criticar sus flagrantes desviaciones respecto de los principios que enarbola la llamada cuarta transformación. En ese sentido soy un crítico implacable del obradorismo, pero no un detractor, como aquellos que pretenden destruirlo para regresar al régimen de saqueo neoliberal que les permitió hacerse inmensamente ricos a costillas del pueblo de México.

Ése es el dilema en el que se debate Xóchitl Gálvez. Está respaldada por los peores representantes del viejo régimen y por eso la traicionan sus propios lapsus linguae. Jamás podrá vencer al obradorismo apoyándose en las muletas del neoliberalismo salvaje y menos cuando irrumpe en el escenario un esquirol atrapa jóvenes aspiracionistas fifís, como Samuel García, quien jugará el mismo papel de esquirol -aunque lo niegue- que Juan Zepeda contra Delfina Gómez, en la elección de 2017 del Estado de México.Alito Moreno y Xóchitl Gálvez

No creo en absoluto que AMLO haya desterrado la corrupción. Sí que le ha impreso una nueva fisonomía, digamos que más discreta que la de sus antecesores. No creo tampoco que haya logrado resolver las causas de la violencia, como prometió, y que según él radican en la desigualdad económica, culpando así, torpemente a los pobres y particularmente a los jóvenes, de las atrocidades que cometen los criminales en las narices de su Guardia Nacional militarizada.

El corolario de esta política de seguridad fallida y mal fundamentada, es que la tragedia del genocidio que Calderón propició al “patear el avispero”, ha superado en números inapelables todas las expectativas del horror que don Andrés, y su corte de aduladores, se niegan sistemáticamente a admitir.

Difiero de Raymundo Riva Palacio. No fue desgraciadamente Marcelo Ebrard quien le enmendara la plana al presidente; no alcanzó la talla que se requiere, quedó, como de costumbre, muy por debajo.Ebrard y AMLO

No fue Monreal, que nos mintió al hacernos creer su presunta fidelidad más a los principios que a los intereses.

No puede ser Xóchitl, porque su carisma personal no ha resistido los embates de la burocracia partidista y ahora pretende que un calderonista de cepa, como Maximiliano Cortázar, autoritario y mediocre, se haga cargo de sus deficiencias en materia de comunicación.

Mucho menos será el esposo de Mariana, que sin la influencer parece un adolescente desvalido.Samuel García y Mariana

Ojalá sea Claudia quien finalmente abrace los principios y se olvide del pragmatismo electorero impuesto por su mecenas, para alcanzar las metas de la reivindicación de la mujer, de la pacificación real y no solo retórica del país, de la justicia social verdadera y otros muchos valores que alguien tiene que encarar sin la humillación de ser dirigido desde Palenque. Ya veremos.

 

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