El mandatario, según un padre, defendió al Ejército “a capa y espada” y no atendió sus demandas

A casi una década de la trágica desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el diálogo entre los padres de las víctimas y el presidente Andrés Manuel López Obrador ha llegado a su fin, marcado por una profunda decepción. Las familias, que habían depositado sus esperanzas en el compromiso de López Obrador de revelar la verdad y entregar justicia, se sienten traicionadas por un gobierno que, a su juicio, no cumplió con sus promesas.

En su última reunión con el Presidente, a solo 34 días de que termine su mandato, los padres expresaron su frustración por la falta de avances significativos en la investigación. Joaquína García Velázquez, madre de uno de los desaparecidos, reflejó el sentir colectivo al declarar que, tras seis años de esperanza, solo les queda un sabor amargo. La promesa de López Obrador de esclarecer el paradero de sus hijos no se ha materializado, dejando a las familias en un limbo de incertidumbre y dolor.

Clemente Rodríguez Moreno, otro de los padres, manifestó su decepción al recordar que votó por López Obrador, confiando en que su pasado en movimientos sociales lo haría sensible a su causa. Sin embargo, el mandatario, según Rodríguez, defendió al Ejército “a capa y espada” y no atendió sus demandas, como la entrega de documentos clave y la declaración del expresidente Enrique Peña Nieto.

El abogado de las familias, Vidulfo Rosales, anunció que no habrá más reuniones con el presidente, describiendo el fin de la relación con el gobierno como una conclusión amarga y tensa. A pesar de algunos avances iniciales, la investigación se estancó en 2021 cuando tocó “fibras sensibles” dentro del Ejército, según Rosales, lo que provocó una crisis en el diálogo con las autoridades.

Las expectativas ahora recaen en Claudia Sheinbaum, próxima presidenta, de quien esperan una reactivación de la investigación y un compromiso real para llegar a la verdad. Sin embargo, la desconfianza hacia las instituciones es palpable, y los padres están preparados para continuar su lucha en las calles, manteniendo la presión sobre el nuevo gobierno.

El legado del gobierno de López Obrador en este caso es uno de promesas rotas y una justicia que sigue sin alcanzarse. Las familias de los 43 normalistas continúan buscando respuestas en un panorama político marcado por la desilusión y la incertidumbre sobre el futuro de la investigación.