Adán Augusto, a punto de violar la Omertá. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

Amenazó con sacarle sus trapitos al sol a Monreal, quien le recortó el presupuesto del Senado
¡Ho, ho, ho! Adán Augusto López y Ricardo Monreal, los exrivales internos de Morena que ahora, invadidos de espíritu navideño, juegan a ser amigos, se reunieron en Palacio Nacional para la foto con la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, para un intercambio de buenos deseos… y de amenazas nada veladas.
Tuvo que intervenir Mami para que estos dos excandidatos presidenciales frustrados y peleoneros dejaran de hacer berrinchitos por unos cuantos millones, irrisoria cantidad para lo que está en juego.

Sheinbaum interviene en los pleitos de poder entre Adán Augusto López y Ricardo Monreal
Esto ocurrió después del show que comenzó el viernes, cuando Adán Augusto se despachó desde la tribuna, enfurecido porque le dejaron caer el recorte de la austeridad republicana, acusando al Senado de manejar “negocitos añejos” (sin especificar cuáles, porque claro, el misterio siempre vende).
Monreal, por supuesto, no se quedó callado y rechazó las acusaciones con toda la compostura de quien ya está acostumbrado a que lo señalen de corrupto.
La presidenta Claudia Sheinbaum llamó a ambos a “resolver el malentendido”. Por la noche, se armó la posada política. Llegaron Adán Augusto, el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, y el vicecoordinador Ignacio Mier. Más tarde, se sumó Rosa Icela Rodríguez para asegurarse de que la foto de la reconciliación saliera impecable.
“Nos deseamos feliz Navidad”, dijo Rosa Icela refrendando el concepto en que nos tiene de estúpidos, porque, obviamente, lo que el país necesita no es resolver los pendientes legislativos, o canalizar las denuncias de corrupción en instancias efectivas, sino buenos deseos y espíritu festivo.
Monreal, siempre elocuente, no se quedó atrás y tuiteó con tono de estadista: “La política será siempre el arte de buscar acuerdos y entendimientos en favor de… la población”. Al final, lo único extraordinario fue la habilidad de los protagonistas para hacer política de salón mientras los problemas reales del país esperan turno en la interminable fila de pendientes. Feliz Navidad, México.
Ah, se me olvidaba. El Noroñas, otra ex corcholata que sueña con la revocación de mandato desde el Poder Legislativo –hoy por hoy el Poder Supremo porque puede hacer con la Constitución lo que le venga en gana– celebraba feliz que la Omertá a punto de romperse, por las amenazas del furibundo Adán, permanecería intocada. El porrito que preside la mesa del Senado, el que se desgarra las vestiduras en cada discursillo incendiario, el cobarde que se lía a gritos con la valiente senadora Lilly Téllez, ¡defendiendo que se dejen intocados los “negocitos añejos” de Monreal, con tal de evitar a toda costa que se abra la caja de Pandora¡

Fernández Noroña calló groseramente a Lilly Téllez para que no abriera la Caja de Pandora
Éste no es un asunto que se resuelva con limaduras de asperezas para la foto feliz, como los cuadros de Bob Ross, sino de saber si en su segundo piso, la 4té es capaz de aplicar o no la ley. Si las pequeñas o grandes diabluras de Monreal serán pasadas por alto con tal de que mantenga cerrado el pico.
¡Qué pena que doña Claudia la dejó pasar! Era su oportunidad de oro de deshacerse de un añejo enemigo político, Ricardo Monreal. Era la ocasión de incrementar su popularidad con un fuerte golpe en la mesa de inicio de sexenio.
Debió exigir a Adán Augusto, públicamente, que sustentara sus acusaciones y al Fiscal Florero que tomara cartas en el asunto “porque en su gobierno no se tolerará la corrupción”. Y de paso se hubiera librado también de las dos piedritas, o más bien rocas en el zapato que le incrustaron desde Palenque. Pero… donde manda capitán, no gobierna marinera.