viernes, julio 26

A la Guardia Nacional, $50 mil millones más. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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“La GN, cuerpo de seguridad pública incorruptible. Nunca más van a torturar”, asegura AMLO

Continuará el plan de consolidar la Guardia Nacional (GN), y de ahora a fines del año 2023 se destinarán 50 mil millones de pesos adicionales para hacer de ésta un cuerpo de seguridad pública incorruptible, anunció el presidente Andrés Manuel López Obrador. De gira por Veracruz, resaltó la relevancia de las fuerzas armadas en su estrategia de paz.

En La Mañanera de este lunes, repitió el anuncio de la suma millonaria adicional a la GN y reiteró que nunca más los soldados y marinos cometerán excesos “como lo hacían antes, por órdenes superiores” y negó rotundamente que se esté militarizando el país, aunque él mismo hizo un recuento de la gran cantidad de funciones que su gobierno le ha encargado a las fuerzas armadas.

Don Andrés obra de buena fe -suponemos-, pero parece estar muy confundido con el papel histórico que debe tener el Ejército en nuestro país y en cualquiera otra nación: Las fuerzas armadas están preparadas para la guerra, no para la seguridad pública.

López Obrador cae en una flagrante contradicción al reconocer esta mañana que los militares y marinos cometían crímenes de lesa humanidad en el pasado, como ejecutar -“rematar” dijo- a los heridos luego de un enfrentamiento, pero de inmediato pasa a asegurar que eso nunca más volverá a suceder, porque esas atrocidades eran ordenadas por el comandante supremo, el Presidente de la República.

¿Cómo sabe don Andrés que, en el futuro, otro comandante supremo no va a dar la orden para masacrar al pueblo?

¿Tiene una bola de cristal infalible?

El hecho de que soldados y paramilitares hayan obedecido, acatado órdenes para masacrar a jóvenes en el movimiento estudiantil de 1968 y en la marcha del 10 de junio de 1971, significa que los militares y paramilitares están educados precisamente para la guerra, es decir, para masacrar a quienes se les ordene. Punto. Y nadie puede garantizar que no lo van a volver a hacer. Es la esencia de su naturaleza como fuerzas armadas castrenses.

Por eso no deben participar en la seguridad pública, porque no sabemos cuándo va a llegar un genocida como Díaz Ordaz al poder. Y lo que está haciendo AMLO de fortalecer al Ejército con millonadas y diversificar su actividad en la vida civil hasta la náusea, es poner las bases para una militarización indiscutible de la vida pública nacional con pocos antecedentes en la historia del mundo entero.

Muy distinto sería que AMLO decretara la formación de una Guardia Civil nacional que abandonara cuarteles y la disciplina militar para involucrarse en una gran cantidad de actividades como la construcción de aeropuertos y sucursales bancarias, refinerías y trenes, vigilar aduanas, Etc., Etc., y adicionalmente convencer a los criminales de que se sumen a la tarea pacífica de reconstrucción nacional dejando de asesinar y extorsionar a la población, bajo un nuevo paradigma cristiano o evangélico de seguridad pública basado en la filosofía de los abrazos en lugar de los balazos.

Lo que no tiene sentido es que siga armando hasta los dientes a los guardias nacionales, los mantenga bajo estricta disciplina militar y los encuartele dejando a la población a merced de los criminales como ocurre en Aguililla, Michoacán, mientras los felicita por no actuar, por mantenerse al margen, acusando a los habitantes de “provocadores” porque tienen la osadía de exigir a los guardias nacionales que los defiendan de los criminales.

¿Para qué carajos quieren en Aguililla un cuartel de Guardia Nacional si se la pasan encerrados mientras el crimen organizado masacra a la gente impunemente?

Si lo que quiere don Andrés es reconvertir a las fuerzas armadas para ponerlas a trabajar intensamente en la reconstrucción nacional, lo cual sería más que loable, entonces debería entender de una vez por todas que esa guardia debe ser civil, es decir, abandonar el adoctrinamiento castrense que los convierte en una especie de zombis dispuestos a matar a quien se les ordene. No dudamos que él, don Andrés, jamás daría esa orden, ¿pero los que siguen?

En 3 años él se va a “La Chingada” (su rancho) pero nosotros y nuestros hijos nos quedamos aquí.

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