jueves, noviembre 21

Los infiltrados ideológicos. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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Es obligación del Estado detectar a los infiltrados para neutralizar la violencia: Daniel Serrano Palacios

Al hacer un análisis sobre la infiltración, a propósito de los diversos grupos violentos que desprestigian las manifestaciones feministas, Daniel Serrano Palacios, uno de los líderes de la izquierda más congruente -en su praxis política respecto de los principios que rigen o deberían regir la 4té-, plantea en su colaboración de “Revolución tres punto cero” que el Estado tiene la obligación de identificar a los grupos de infiltrados en movimientos sociales y políticos de la más diversa índole -y a sus patrocinadores-, a fin de actuar para inhibir la violencia.

“En los últimos días en el país se ha sostenido un debate en medios de difusión colectiva y redes sociales sobre la violencia; la mayor parte de la discusión se ha centrado en lo ocurrido en el estado de Querétaro durante un partido de futbol. Con muy mala intención se intentó llevar ese debate también a la marcha de conmemoración del Día Internacional de la Mujer, 8M, donde afortunadamente el movimiento feminista (como en otras ocasiones) dio una lección a muchos medios de comunicación y funcionarios públicos que auguraban una marcha ‘particularmente violenta’ “.

(Daniel Serrano Palacios. Infiltración y movimientos sociales. Revolución tres punto cero.- https://revoluciontrespuntocero.mx/infiltracion-y-movimientos-sociales/)

No puedo estar más de acuerdo y enfatizo el hecho de que, ante un panorama desolador de incontenible violencia, el concepto de “infiltrados” podría hacerse extensivo a protagonistas sociales y políticos mucho menos obvios que las (los) encapuchados que crean el caos en las marchas callejeras, pero resultan mucho más peligrosos y destructivos: los que infiltran no las acciones para desvirtuarlas, sino los conceptos, para pervertirlos.

La infiltración ideológica es el virus que castra los movimientos sociales radicales, es decir, los que pretenden -las más de las veces infructuosamente- atacar de raíz la problemática que afecta a sociedades prácticamente rendidas, como la nuestra, ante el crimen organizado.

El debate sobre la forma de recuperar el Estado de Derecho en el México dominado por una visión de derecha profundamente arraigada, impuesta por centurias y exacerbada en los últimos 36 años con un descarado saqueo de las finanzas nacionales, está plagado de infiltrados ideológicos que se disfrazan de izquierdistas “promotores del cambio”, pero que en realidad operan como los oportunistas de siempre, ávidos de flotar sobre las corrientes en boga para sacar provecho personal y de grupo.

Resulta muy penosa la ausencia de sonoras voces autocríticas, dentro de la 4té, que ubiquen a un presidente rebasado en su discurso “feminista” por mujeres policías que abrazaron la marcha y desdibujaron, afortunadamente, las predicciones catastrofistas de un mandatario atemorizado y encerrado en un búnker que le envidiaría Volodímir Zelenski.

Un periodista internacional abordó esta mañana al Presidente López Obrador con una pregunta muy sencilla: al margen de la estrategia para combatir la inseguridad que ha provocado la muerte de más periodistas que el promedio -de por sí grave- de años anteriores,
¿estaría usted dispuesto a reconocer que su estrategia para protegerlos ha fallado?

Como de costumbre, don Andrés empezó a despotricar contra los comunicadores famosos de los medios hegemónicos que lo critican. Sorprendido por la actitud de este periodista que lo interrumpe para aclararle que él habla de periodistas humildes de la periferia del país, justo los que son asesinados, el Presidente se incomoda. No lo deja hablar. Se sorprende que quieran interrumpir su perorata habitual contra Loret y muchos otros entre los que ya desde ayer incluye a la muy profesional y valiente (con las limitaciones de trabajar en Milenio) Azucena Uresti (no “Susana Uréstegui” como la nombró ayer, con un dejo de desprecio, el mandatario).

Finalmente, don Andrés le aseguró al reportero que el jueves próximo le daría los pormenores de cada una de las investigaciones de los 7 periodistas asesinados en este año, con los nombres de los asesinos “ya capturados, ¡incluidos los autores intelectuales”. Y para más sorpresa de todos, aseguró que los periodistas mexicanos estamos protegidos por un mecanismo que funciona bien y eficientemente.

El reportero se quedó con cara de asombro. No podía imaginar a Alejandro Encinas, por ejemplo, haciendo el ridículo el próximo jueves en la Mañanera obligado a asegurar todo lo contrario de lo que ha venido diciendo sobre el tan famoso como inútil mecanismo oficial de protección de periodistas. Reconociendo, además, que varios de los periodistas asesinados estaban presuntamente “protegidos”. Que las estadísticas demuestran que un alto porcentaje de las víctimas fueron agredidas por autoridades, y que hasta en cifras oficiales los grados de impunidad en la investigación de agresiones contra periodistas rayan en un cercano 95%, por mucho que el Presidente le haya espetado, en plena cara a su interlocutor, todo lo contrario.

Pero nadie se atreve a cuestionar al Presidente. Los que lo hacen dentro del gabinete pierden su puesto. La borregada que pastorea Jesús Ramírez en la Mañanera, con cada vez menos excepciones, es tan sumisa que se deja secuestrar por un burócrata menor en un temblor. Por eso es tan valiosa la crítica de Daniel Serrano en cuanto a la obligación del Estado de investigar y castigar a los infiltrados:

“No basta con señalar que hay infiltrados, se debe presentar y enfrentar a la justicia a autores materiales e intelectuales de infiltrar a movimientos obreros, campesinos, estudiantiles, indígenas, ambientalistas, etc., y por supuesto del movimiento feminista. No se puede actuar por encima y resguardarnos en la declaración fácil de la infiltración que genera por un lado un tufo de responsabilidad del movimiento mismo y por otro es en sí misma una revictimización al pretender sugerir que es responsabilidad de les manifestantes no ser infiltrados o ser culpables de dejarse infiltrar“.

“Si el estado acusa infiltración, entonces está obligado también a desplegar todas sus capacidades y facultades para investigar tal infiltración al ser el antecedente de posibles actos delictivos. En este nuevo México que estamos viviendo y construyendo, dar con les responsables de la infiltración de movimientos sociales es también una obligación del Estado”.

(Daniel Serrano Palacios. Infiltración y movimientos sociales. Revolución tres punto cero.- https://revoluciontrespuntocero.mx/infiltracion-y-movimientos-sociales/)

La infiltración ideológica contra la que lucha a diario el mandatario mexicano, es un reto que no puede enfrentar él solo. Tiene que ser acompañado por un vigoroso activismo de todos los miembros de la 4té a partir de una intachable honradez intelectual que abra paso a la autocrítica. De otro modo, se deja el camino libre a los detractores que ejercen la crítica no para impulsar el movimiento que encabeza don Andrés, sino para destruirlo.

Así funciona exactamente el mecanismo del arrepentimiento de las masas que regresan a la opresión después de periodos de liberación relativamente cortos, en movimientos pendulares que pueden atraer a demonios del fascismo como Bolsonaro.

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