martes, octubre 15

3 exrectores están bajo investigación por presuntos desvíos de recursos en la UAEMex

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Victorino Barrios impulsa una refrescante limpieza institucional. Por Jesús López Segura

LA VERSIÓN NO OFICIAL

Cuando la Legislatura mexiquense impuso a un contralor interno en la UAEMex, hace un año y medio, me opuse porque pensé, simplistamente, que se estaba violando la autonomía universitaria.

Solo compete a los universitarios definir sus actividades en pos de la excelencia académica, la difusión cultural y divulgación científica, entre otras tareas sustantivas que las máximas casas de estudio del país -pensaba-, deben definir al margen de la intromisión de intereses políticos o de cualquiera otra índole.

Y lo sigo pensando, pero al escuchar algunas entrevistas que don Victorino Barrios ha concedido al periodista Augusto López (de Prensa Universitaria), reconsideré mi prejuicio, al advertir que, en la praxis, han sido las mismas autoridades universitarias las que violan la autonomía al usar recursos de la institución en función de sus intereses personales y peor aún, someterlos a los compromisos políticos del PRI, por ejemplo, como lo refleja nítidamente el megafraude conocido como “La Estafa Maestra“.

La intención del ex rector José Martínez Vilchis de intentar apropiarse de 4 vehículos de la universidad, para luego negarlo en entrevista banquetera con Augusto López -quien más tarde lo balconea con los documentos precisos que lo desmienten-, y finalmente hacer el ridículo frente a Victorino Barrios al pretender autoexculparse con el pedestre argumento de que eran usos y costumbres que los ex rectores se agandallaran vehículos de la universidad, “pero que si las reglas cambiaron él no tiene ningún reparo en devolverlos”, aunado al hecho de que este personaje de caricatura fue nombrado titular del máximo órgano de “Transparencia” en la entidad, revela cómo se las gasta el poder político priista en el Estado de México para tomar la autonomía universitaria como trapeador de sus enjuagues ilegales.

En charla con nosotros, Barrios nos expuso que, junto con Martínez Vilchis, otros dos exrectores están bajo la lupa y la amenaza de una sanción (ver video anexo).

La polémica desatada por el Presidente López Obrador sobre el papel conservador jugado por las universidades públicas durante los 36 años de neoliberalismo salvaje, que iniciaron con la decisión de Miguel de la Madrid de cerrarle la puerta a la corriente nacionalista revolucionaria del PRI, en la alternancia interna mantenida por ese partido durante 7 décadas de “Dictadura Perfecta”, debe centrarse, a mi modesto entender, en la vigilancia estricta del correcto uso de los recursos financieros y evitar que las universidades sean usadas como trampolín político de sus rectores.

Ahora bien, ¿quién decide qué es lo “correcto” en esa toma de decisiones? Es justo en ese punto que entra el concepto de autonomía. Es el Consejo Universitario, como la máxima autoridad, el que debe definir cómo se gasta cada centavo de la institución, sobre todo ahora con la escasez de recursos y la creciente demanda de aspirantes de nuevo ingreso.

Nadie extraño a la universidad debe intervenir en ese proceso, pero precisamente debe ser alguien completamente ajeno a los intereses del rector -y no un alcahuete suyo- quien vigile que cada centavo se gaste estrictamente en función de los designios de la propia universidad, en el ejercicio de su autonomía, y no de intereses personales y partidistas del rector y, por ende, del gobernador en turno.

Ya platicaremos más ampliamente con don Victorino y con otros universitarios distinguidos sobre estos apasionantes temas. Con el Rector actual, Carlos Eduardo Barrera Díaz, lo dudamos, porque la señorita que nombró como directora de Comunicación, Ginarely Valencia, solo atiende, al parecer, a los periodistas que defienden los intereses políticos del rector, algunos de los cuales han saqueado los recursos de la universidad, como lo ha revelado el director de Prensa Universitaria, Augusto López.

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