Dos enfoques: “Viable, el Tren Maya en términos legales y ambientales” (La Jornada)
“Tren Maya provocará factores “adversos severos”, dice la Manifestación de Impacto Ambiental” (Proceso)
LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
Pocas veces puede apreciarse en los encabezados de las notas periodísticas discrepancias tan notorias en el enfoque, según el medio en cuestión sea afín o crítico del protagonista principal de la nota correspondiente.
Proceso asienta textualmente que la Manifestación de Impacto Ambiental en Modalidad Regional (MIA-R) del Tramo 5 Sur del Tren Maya “reconoce que el megaproyecto acarreará diversos factores ‘adversos severos’, como la afectación del suelo kárstico por ‘hundimientos y derrumbes’ y ‘las vibraciones por la operación del tren‘, la afectación de especies protegidas, mientras el desmonte de 485.75 hectáreas de “cobertura vegetal” es considerado un factor de ‘adverso crítico’ “.
Quien se limite a leer este primer párrafo de la información sobre el tema en la revista Proceso, francamente se quedará con la idea de que Eugenio Derbez y sus amigos son héroes nacionales y campeones del ambientalismo mexicano.
Pero si la lectura se efectúa en el diario La Jornada, las cosas cambian drásticamente:
“La manifestación de impacto ambiental (MIA) del Tren Maya del tramo de Playa del Carmen a Tulum, indica que no habrá efectos significativos, ya que es viable en términos ambientales y legales, y sus potenciales impactos podrán ser mitigados…”.
https://www.jornada.com.mx/2022/05/19/politica/008n1pol
Estamos hablando aquí de dos medios altamente profesionales; solo acotamos que el enfoque para abordar la información (que a final de cuentas termina desplegándose a plenitud con la expertiz necesaria) dista hasta extremos de contradicción flagrante que induce en el auditorio percepciones disímiles.
La Jornada está recibiendo dinero público mediante convenios de publicidad que superan en monto el que se les da a algunas televisoras, tradicionalmente las mayores receptoras de ese tipo de financiamiento. ¿Tendrá esto algo que ver?
Proceso, en cambio, ha mantenido la línea editorial crítica que le caracteriza, es decir, no la ha doblegado conforme a la demanda del obradorismo de creer que porque sus intenciones “son buenas” y van encaminadas a revertir los efectos ciertamente negativos del neoliberalismo en la calidad de vida de los mexicanos en general, los medios tradicionalmente críticos “están obligados a asumir un papel activo de respaldo incondicional hacia el régimen”.
“Estás conmigo, o en contra mía” es la fulminante advertencia de un mandatario peligrosamente inclinado hacia el “autoritarismo patriótico”, que constituye el principal vicio de izquierdas “a medias” en la historia de América Latina, responsables de regresiones lamentables hacia la extrema derecha como efecto contundente de la decepción.
No sostengo que tal sea el caso inexorable de López Obrador. Creo simplemente que tiene buenas intenciones pero está muy mal asesorado y quienes le rodean deberían advertirle que la gente pensante de este país, los universitarios y clases medias ilustradas, no somos sus enemigos. Que el aplauso facilón de autómatas y fanáticos como el ridículo Lord Molécula (quien no tiene empacho en arrastrase públicamente para agradar al líder) van convirtiendo poco a poco al luchador social empoderado, en un potencial megalómano.
Eso es todo. No somos conservadores, como nos califica con desprecio explícito el Presidente. Para el caso, don Andrés muestra signos preocupantes de conservadurismo al oponerse a la despenalización del aborto a nivel nacional. Al desdeñar la trascendental lucha de las mujeres por defender sus vidas. Al fomentar una militarización inédita y altamente peligrosa en el único país de América Latina (excepto Costa Rica) donde los militares habían sido controlados por los gobiernos civiles. Al defender su escandalosamente fracasada política de “abrazos y no balazos” para pacificar un país incendiado como el nuestro, negándose, por rancio conservadurismo, a la despenalización de las drogas… y mil ejemplos más.
¿Quién es más conservador?
¿Cómo defender la ofensa pública de bajarse de la camioneta a saludar a la madre de Jack el Destripador, mientras se ignora el clamor y la súplica de miles de madres de desaparecidos?
¿O liberar a delincuentes peligrosos por la “amenaza de un baño de sangre”, renunciando, así, a la facultad obligatoria de la violencia legítima del Estado, lo que termina por perpetuar el baño de sangre cotidiano?
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