Zinacantepec: Las autoridades niegan la realidad mientras el crimen impone su ley

La comunidad de Santa María del Monte parece un pueblo fantasma por el temor a los secuestros y homicidios
En Santa María del Monte, Zinacantepec, la gente ya no espera protección de las autoridades: se autoimpone un “toque de queda” por miedo a la violencia. Las calles lucen desiertas, los negocios cierran y las familias se encierran en sus casas, mientras un grupo criminal decide quién paga, quién vive y quién desaparece.
Pero el ayuntamiento, en su burbuja de negación, dice que todo es una “fake news”. Según ellos, no hay denuncias, no hay miedo, no hay crimen organizado tomando el control de la comunidad. No importa que los pobladores hayan reportado secuestros, extorsiones y asesinatos. No importa que las amenazas y cobros por WhatsApp sean ya parte de la rutina diaria. No importa que los comerciantes vivan bajo el yugo de cuotas impuestas a capricho. Para el alcalde, si no se habla del problema, simplemente no existe.
El control criminal es absoluto, reporta la revista Proceso. Taxistas, carniceros, locatarios y tianguistas están sometidos a un esquema de extorsión meticulosamente organizado. Hay precios fijos y cuotas extra “cuando se les antoja”. Quien se niega a pagar recibe un recordatorio brutal: secuestro, desaparición o asesinato. La semana pasada, los extorsionadores pidieron 5 mil pesos adicionales por carnicería; esta semana, mil pesos más. A los vendedores de los tianguis les cobran mil pesos por puesto cada día de venta. Y la violencia sigue escalando: en el último mes, tres personas fueron secuestradas y luego asesinadas.
La respuesta de la autoridad es patética: un operativo de la Guardia Nacional, el Ejército y la Policía Municipal, con recorridos en la plaza, escuelas y locales. Un simple espectáculo temporal, dicen los vecinos, que en cuanto desaparezca dejará a la comunidad igual que antes: en manos del crimen organizado y con un gobierno que prefiere mirar para otro lado.