viernes, julio 26

Tener fe en la justicia mexicana, pide Osorio Chong, responsable del infierno carcelario mexicano: Por Jesús López Segura / LA VERSIÓN NO OFICIAL

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Frank Caprio, un juez justo

https://www.youtube.com/watch?v=Zarsmj4EfZw&feature=youtu.be

 

Tener fe, nos ha pedido a los mexicanos San Osorio Chong, quien parece haberse contagiado ya del autismo (1) del presidente Peña. ¿De qué autoridad moral piensa que goza el hidalguense?

Tener fe es una solicitud que a todas luces sólo pueden invocar personas que gozan de credibilidad y confianza. La presunción del secretario de que él cuenta con esos atributos revela con penosa claridad el grado muy avanzado de su divorcio con la realidad.

Usé el término clínico “autista” para describir la incapacidad de Peña Nieto para comunicarse con sus gobernados y su obsesión por seguir rutinas de gobierno que han demostrado con creces su ineficacia. Recibí por ese comentario un buen número de críticas de familiares de niños autistas que se sintieron ofendidos, lo que revela también el grado de rechazo que sienten por el Presidente. Si hubiera dicho que Gerardo Ruiz Esparza es un funcionario “bipolar” -basado en las crónicas sobre el trato despótico que mantiene con sus empleados-, probablemente muchos que tienen parientes diagnosticados con ese mal habrían protestado, lo que nuevamente revelaría el desprecio casi absoluto que la población siente por un funcionario corrupto y agresivo, que no siente ninguna pena por haber propiciado con su indolencia y la de sus subordinados, la muerte de dos personas, o por haber declarado el insulto de que con la ridícula indemnización ofrecida a los familiares de las víctimas del socavón, se les compensaba por “el mal rato que sufrieron”.

 

Quienes han sido víctimas alguna vez de agentes del ministerio público y de jueces a la mexicana, saben perfectamente que la justicia en México no existe. El aparato judicial está construido específicamente para servir a los poderosos, a los que tienen influencia y dinero. Los pobres reciben, invariablemente -con raras y honrosas excepciones- un trato despótico, brutal. Quedarán irremediablemente presos en la maraña burocrática de un aparato podrido hasta el cogote, desde la oficina donde se levantan las actas, hasta el ambiente de criminalidad extrema que priva en los penales, situación de crisis que Osorio Chong, el iluminado predicador, debería ya haber resuelto ya no digamos que por estricta obligación de su encargo, sino por aspirar con un mínimo de vergüenza a la candidatura de su partido para la Presidencia.

La corrupción es un asunto de carácter cultural, dijo Peña en la famosa entrevista donde desestimó su combate como uno de los asuntos prioritarios de sus reformas estructurales. Si es cultural y en ella participamos todos -razona nuestro autista presidente-, entonces es casi imposible de erradicar. Obedece a rasgos fundamentales de la naturaleza humana. Así justificaba Peña -con su mentalidad retorcida de abogangster- que la última de sus reformas siga coja y sea inaugurada sin cabeza.

 

Probablemente desde mucho antes de la historia bíblica sobre el Rey Salomón (2), la humanidad se ha debatido en el tema de la justicia. ¿Cuántos miembros de una comunidad cuentan realmente con los atributos de una comprobada sabiduría y buen juicio, como para ser nombrados jueces? Es casi imposible encontrar esos atributos en los jueces mexicanos, nombrados en su mayoría por accidentes burocráticos de escalafón, o por simple y llano compadrazgo.

Si no existieran personajes como Frank Caprio (3), juez municipal de Providence, Rhode Island, que en su práctica cotidiana -inspirada en su doble formación de Derecho y Ciencias Sociales-, nos demuestra las cualidades salomónicas que la biblia atribuye a un don otorgado por Jehová, tendríamos que creerle al abogado Peña Nieto -cuya tesis de licenciatura fue plagiada en un alto porcentaje, según el famoso reportaje de Carmen Aristegui- en el sentido de que la corrupción es una característica inherente a la naturaleza humana. No el plan de una pandilla de truhanes que se organizan para saquear a la población que mal gobiernan.

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(1).- El autismo daña la capacidad de una persona para comunicarse y relacionarse con otros. Está asociado con rutinas y comportamientos repetitivos, tales como arreglar objetos obsesivamente o seguir rutinas muy específicas. Los síntomas pueden oscilar desde leves hasta muy severos. Es un trastorno neurológico complejo que generalmente dura toda la vida. Actualmente se diagnostica con autismo a 1 de cada 68 individuos y a 1 de cada 42 niños varones, haciéndolo más común que los casos de cáncer, diabetes y SIDA pediátricos combinados. Se presenta en cualquier grupo racial, étnico y social, y es cuatro veces más frecuente en los niños que en las niñas.

(2).- SALOMÓN es un jovencito cuando llega a ser rey. Ama a su pueblo y sigue el buen consejo que su padre David le dio. A Jehová le agrada Salomón, y por eso una noche le dice en un sueño: ‘Salomón, ¿qué quieres que te dé?’

A esto Salomón contesta: ‘Jehová mi Dios, yo soy muy joven y no sé cómo gobernar. Por eso, dame sabiduría para gobernar bien a tu pueblo.’

A Jehová le agrada lo que Salomón pide. Por eso dice: ‘Porque has pedido sabiduría y no larga vida ni riquezas, te daré más sabiduría que a cualquier persona que haya vivido hasta ahora. Pero, además de eso, yo te daré las cosas que no pediste, sí, te daré riquezas y gloria.’

(3).- Frank Caprio, un juez justo

Frank Caprio, hijo de inmigrantes italianos, es el juez municipal de Providence, Rhode Island, quien se ha convertido en un héroe en redes sociales por su empatía y gran humanidad al dar sus veredictos a gente con carencias económicas o hijos pequeños. Sus juicios han sido grabados ya por 20 años y transmitidos en el programa Caught in Providence, debido a que invita a participar a los hijos de algunos acusados para que le ayuden decidir la sentencia o a retirar los cargos.

 

https://www.youtube.com/watch?v=pd7e_P7WBYg

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