domingo, octubre 13

Coquetean entre sí dirigentes del PRI y el PAN mexiquenses, ante una eventual “alianza”

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La militancia de Morena es la que debe definir la candidatura en 2023: Higino Martínez

LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

El senador Higinio Martínez Miranda adelantó que la candidatura de Morena para la gubernatura mexiquense la definirá la militancia. “La definición del candidato morenista para la contienda del 2023 en la entidad, la deberá tomar el partido, a partir del método que establezcan los estatutos”. Aseguró, asimismo, que la meta no es ganar, sino “transformar la entidad”, apunta Gerardo García en su nota de La Jornada Edomex. (https://lajornadaestadodemexico.com/militancia-de-morena-debe-definir-candidatura-en-2023-hmm/).

A siete meses de que inicie el proceso electoral, el aspirante a ser el abanderado de la 4T en la entidad, ha continuado con sus recorridos por distintos puntos del estado.

Reiteró su respeto y aprecio a sus compañeros de partido Delfina Gómez Álvarez y Horacio Duarte Olivares, funcionarios federales, quienes también están dentro de las opciones fuertes de ese instituto político.

Al respecto, recalcó que la entidad requiere ser reivindicada y tener un buen gobierno, por lo que no le preocupa la candidatura, sino cómo se gobernará a un estado complejo. “Gobernar el Estado, sí, pero de una manera muy distinta a lo que ha hecho el PRI”, aseveró.

El mismo reportero de La Jornada local consigna que el dirigente panista mexiquense Anuar Azar Figueroa, se congratuló con la postura de Eric Sevilla Montes de Oca, su homólogo priista, quien “ofreció al panismo y perredismo respetar todos los acuerdos a los que lleguen, aunque fue reservado en el tema de la candidatura y en específico sobre una externa”, es decir, insiste que el candidato de la eventual alianza sea priista.

El resto de la prensa local parece coincidir en que solo una alianza puede fortalecer la opción de los opositores al nuevo partido hegemónico a nivel nacional, que gobernará a partir de la elección de ayer 22 entidades federativas.

El PRI perdió ayer el 50% de las gubernaturas que le quedaban. Solo mantiene dos. En escasos seis años fue casi borrado por completo del mapa electoral del país. Su dirigente nacional ha sido expuesto como un auténtico hampón que dice, en privado, que a los periodistas hay que matarlos… pero de hambre, entre otras lindezas.

El vocero del probablemente último gobernador priista, Alfredo del Mazo, Jorge Pérez, reconoció públicamente que el programa estelar del gobernador, el de la famosa Tarjeta Rosa, es usada para explotar a las presuntas “beneficiarias” como matraqueras digitales del mandatario.

¿Por qué alguien querría aliarse, coaligarse o empiernarse con semejante organización política responsable de la miseria e inseguridad en la que mal vivimos los mexiquenses?

Los columnistas proclives a ensalzar lo que queda del priismo estatal ponen la esperanza del otrora partidazo en su presunta “organización territorial” y en los programas sociales del Gobernador -destacadamente el fraude de la Tarjeta Rosa, según dichos del propio vocero del gobernador- y por ello el enroque entre Eric Sevilla y la candidata oficial del Gobernador, Alejandra del Moral.

Es obvio que el priismo logró imponer a Alfredo del Mazo en la elección anterior por los servicios invaluables que Juan Zepeda les prestó gracias al financiamiento megamillonario de Eruviel Ávila, estrategia sin la que Delfina Gómez habría arrasado en la elección.

Zepeda tapizó todo el territorio estatal con costosísimos espectaculares y se ganó a la prensa hegemónica con difamaciones mediáticamente muy productivas que algún genio del marketing político le dictó, con lo que logró arrancarle a “la izquierda” mexiquense alrededor de un millón de votos que hubieran sobrado para derrotar al primo del Presidente Peña.

Zepeda, desde Movimiento Ciudadano, en conjunto con quien sea del PRD, o incluso mejor por separado, pueden repetir el deshonroso papel de esquiroles para restarle votos a Morena, sobre todo si don Andrés logra que sea Delfina -y no un candidato realmente competitivo- la que repita sus chambonadas de que “le iba requetebién” en campaña.

Pero como ya lo he apuntado, el peor enemigo de la izquierda siempre es el sectarismo ideológico que convierte a sus diferentes “tribus” en los más encarnizados enemigos entre sí. De ahí el llamado a la unidad que formuló recientemente Claudia Sheinbaum a los precandidatos texcocanos y a toda la militancia morenista en la entidad.

Ese llamado a la unidad y su alianza con el GAP no son gratuitos, la jefa de Gobierno sabe perfectamente que Marcelo Ebrard trabaja ya para que gane la coalición prianista mexiquense, ante la promesa de que el Grupo Atlacomulco apoye su candidatura Presidencial a contracorriente de los deseos de don Andrés, muy probablemente con el PRI y/o con Movimiento Ciudadano. Al tiempo.

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