Prospectiva de la elección mexiquense. Por Jesús López Segura. LA VERSIÓN NO OFICIAL
Lo más probable es que se imponga el voto antisistémico. ¿Quién lo representa?
Ya estamos en plena campaña para gobernador (a) en el Estado de México. Incluso también para la elección presidencial que se efectuará hasta el 2024.
Todo el territorio está plagado de anuncios espectaculares. Los comentaristas de prensa no hablamos de otra cosa. El Presidente le da, en promedio, un espaldarazo semanal a su delfina, Delfina Gómez. Claudia Sheinbaum se despliega como ajonjolí de todos los moles políticos, siempre como caja de resonancia de las ocurrencias de don Andrés.
La Jefa de Gobierno acaba de definir a la maestra como “la próxima gobernadora del Estado de México” y ante la pregunta de en qué bases sostiene una aseveración de ese tamaño, respondió que así lo indican todas las encuestas y que no decía más porque se enoja el INE.
Ahora bien, a diez meses de que se dé la votación, ¿cuáles son las especulaciones y cuáles las certezas sobre el asunto?
La primera certeza es que Morena y el PAN (casi seguramente también Movimiento Ciudadano y el PRD) ya tienen definidos a sus candidato(a)s. No así el PRI, que deshoja la margarita entre dos damas, de las cuales solo una es la preferida del gobernador, lo que en otras circunstancias disiparía cualquier duda, pero en este caso no, porque el mandatario estatal, de por sí nada protagónico -salvo para la entrega compulsiva de tarjetas rosas-, se siente amenazado por la Fiscalía, en funciones de terrorismo electoral para con su primo y, por ende, toda su pandilla.
Y nótese que no pongo esta presunta amenaza en el campo de las especulaciones, porque para cualquier observador objetivo don Andrés es capaz de meter a la cárcel al mismísimo Salinas, ya no digamos que a Peñita, si alguien osa despojar nuevamente a Delfina, con “malas artes”, de su destino manifiesto.
Así que don Alfredo, contra lo que afirman algunos lambiscones de prensa, no sabe qué hacer con el paquete. Ni con melón, ni con sandía, sino todo lo contrario, parecería decir el líder tricolor y cacique de Lerma, el señor Sevilla, esperando según él a que se consoliden sus dizque estructuras para un fraude que no va a poder hacer ¡ni yendo a bailar a Chalma!
Permítaseme una sola especulación:
El obradorismo está en crisis, contra toda la narrativa presidencial. Son muchos y cada vez más los decepcionados de un Gobierno de izquierda que militariza, polariza y actúa como un predicador en campaña política permanente, pero al mismo tiempo indiferente ante la tragedia de las mujeres, los enfermos, los periodistas y la inflación. Así que, en ese sentido, Delfina no tendrá un día de campo por el mero apoyo presidencial, como el que gozó en el 17 y aún así perdió, haiga sido como haiga sido.
A quien sea que elija don Alfredo, será la candidata oficial del Gobierno mexiquense. Enrique Vargas, si va solo o no, sería de cualquier modo el candidato oficial de la alianza “conservadora”, empiernado con el candidato Marlboro del PRD.
Habrá pues, dos opciones “oficialistas”, la nacional, es decir Delfina Gómez y la local que no se ha definido.
En este revoltijo, y con las limitaciones graves en el discurso y presencia de la maestra Delfina, sus antecedentes no solo en Texcoco sino su triste papel como secretaria de Educación, ¿quién puede capitalizar el voto antisistémico?
¿Quién no tiene necesidad de rebelarse contra el dedazo del Presidente o del Gobernador?
¿Quién puede alegar -con esa facilidad de palabra que indudablemente tiene- que él si representa a la verdadera izquierda -aunque no sea cierto- y despotricar de lo lindo contra las muchas fallas del obradorismo y el delmacismo, captando la frustración ciudadana?
¿Quién irá por un partido emergente que ha sabido capitalizar el descontento ciudadano “antisistémico” en plazas tan importantes como Jalisco y Nuevo León?
¿Quién, finalmente, le arrancó más de un millón de votos a la izquierda en la elección pasada y perpetró, con ello, la derrota de doña Delfina?
