Los militares enviados a Frontera Comalapa, Chiapas, se fueron a las 3 horas: Proceso
Otros medios, como La Jornada, hablan de que “la presencia de corporaciones federales restableció el orden”
Por Jesús López Segura
Una nota preocupante del semanario Proceso apunta que los 500 elementos enviados a Frontera Comalapa, Chiapas (otros medios refieren 800 elementos y algunos más, como Excélsior y El Universal, mil 500) prácticamente “sólo vinieron para la foto, pa’l Face, dijo uno de los lugareños”, porque más tardaron en llegar a ese destino, desde Comitán, cuatro horas, que lo que duró el patrullaje por las calles de Comalapa, ni tres horas, apunta Proceso.
Refiere también la revista informativa más prestigiosa del país -con todo y la campaña de desprestigio que se le endereza desde la Presidencia de la República-, que los pobladores de la cabecera municipal, donde desde hace más de dos años un grupo de la delincuencia organizado mantiene asolada a la población –con cobro de piso, amenazas, extorsión, asesinatos, desapariciones forzadas, desplazamientos forzados, multas por no participar en bloqueos a los que los obligan a asistir, cuotas para comprar o vender en sus negocios–, no se vieron muy entusiasmados con la presencia de las fuerzas armadas.
La población, temerosa, se encerró en sus casas. Pero pocas horas duró la calma y el silencio, pues esta misma tarde se fueron los soldados… El grupo del crimen organizado se refugió en sus casas de seguridad a la llegada de las fuerzas armadas y salió de nueva cuenta tan pronto como los soldados se fueron.
Los pobladores que salieron a las calles no se vieron optimistas con la llegada del Ejército, pues dicen que la paz durará el tiempo que las fuerzas armadas estén ahí presentes y que tan pronto como se vayan, volverá la violencia. “Contrario al recibimiento a miembros del crimen organizado el pasado sábado en Chamic, a 38 kilómetros de Comalapa, aquí nadie salió a aplaudir ni echarle vivas al Ejército Mexicano“.
Nadie quiere que se grabe su voz y su rostro, tienen miedo a las represalias. Multas, tableadas, encierros y cosas peores les espera a quien interactúe con los militares y les provea de información sobre el grupo armado que opera en la región, refiere Proceso.
En Palacio Nacional, un Presidente refractario por completo a escuchar a nadie que no sea un lambiscón incondicional, como la corte reporteril que lo arropa por las mañanas, declaró triunfal: “Estamos actuando en todos los casos. En Chiapas se ha avanzado bastante con el apoyo de la gente; está la Guardia Nacional y esperemos que pronto se restablezca la normalidad. Ya se restableció el servicio de energía eléctrica, se quitaron todos los bloqueos”.
El maestro Alfonso Zárate se pregunta al respecto en su columna de El Universal: “¿Qué explica la ausencia del Estado en anchas franjas del territorio nacional y la renuncia a actuar de la séptima región militar, la Guardia Nacional y la policía estatal? ¿El miedo, la incompetencia, la complicidad o, simplemente, la aplicación de la doctrina obradorista de que ‘no se combate el mal con el mal’, porque en la visión irracional del presidente, imponer la ley equivale a hacer el mal? Es trágico pero, entretenido en sus proyectos magnos, a López Obrador se le ha olvidado Chiapas, donde comienza la Patria“.
En contraste, La Jornada publica, hoy mismo, que el presidente López Obrador informa que “arribaron más tropas a Comalapa y bajó el índice de violencia en Chiapas, pese a grupos criminales” al tiempo que considera que exacerbar la situación de violencia en Chiapas y otros puntos del país es propaganda contra su administración, lanzada por sus adversarios.