jueves, noviembre 21

“Mario Delgado es un corrupto y traidor a la democracia”: Ricardo Mejía Berdeja

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Se ha dedicado al “mercadeo” de candidaturas, así como a “colocar sus negocios, sus consultorías, en los aspirantes”

LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

Ricardo Mejía Berdeja, el ex subsecretario de Seguridad Pública rebelde, arremetió en contra de Mario Delgado, presidente nacional de Morena, a quien consideró un corrupto y traidor a la democracia, quien se ha dedicado al “mercadeo” de candidaturas, así como a “colocar sus negocios, sus consultorías en los aspirantes y tergiversar el curso de las cosas”.

Acusaciones tan graves contra el líder del partido en el poder son expuestas nada menos que por el ex vocero del Gabinete de Seguridad en las conferencias matutinas del Presidente, no por cualquier hijo de vecina molesto porque no se le satisfizo su capricho de ser el candidato para Coahuila, donde todo indica que hubo una negociación para cederle la plaza al PRI, a cambio quizá de su voto en favor de la arrasadora militarización en todos los ámbitos de la vida nacional.

Y digo que todo indica una entrega de la plaza coahuilense porque el desaseo de la puesta en escena, donde no se operó con inteligencia para el nado sincronizado es tan escandalosamente torpe, que se necesita estar de plano ciego para no advertir que el voto por Morena ha sido intencionalmente dividido para allanarle el camino al PRI. En el caso del Estado de México, donde también presumo una cesión de la plaza, pero en este caso en favor de Morena y sus aliados, la operación se realiza con mucho más cuidado para que no quede tan expuesta.Ricardo Mejía Berdeja se va al PT para contender por gubernatura de Coahuila

“No fue un adiós, fue un hasta luego”, le respondió Mejía Berdeja al Presidente por su reproche de que se fue como las chachas, es decir, que ni adiós le dijo y solo le mandó un papel…

Está claro que, a pesar de sentirse traicionado por el mandatario que lo perfilaba, inequívocamente, como el candidato de la 4té para vencer al moreirismo, Mejía Berdeja no se atreve, aún, a confrontar a un líder tan extremadamente refractario a la crítica, que nadie de sus correligionarios se atreve a tocarlo con el pétalo de una rosa, so pena del linchamiento mediático de su ejército de fanáticos, alentado desde las mismísimas mañaneras.

Es demasiado evidente que Mario Delgado ha instrumentado encuestas a modo para imponer, invariablemente, el dedazo presidencial, disfrazándolo de proceso “democrático”. Todos los morenistas con los que se platica en corto lo reconocen y hasta les divierte la picardía, la malicia con la que actúa un mandatario que se dice campeón en la lucha anticorrupción, pero defiende a capa y espada a una plagiadora, es decir, a una delincuente académica solo porque es esposa de su íntimo amigo ¿y socio?

No hay forma de defender a Mario Delgado ante el embate de un experto en combate al crimen organizado que lo acusa de delincuente electoral, de manipulación demoscópica no solo para complacer a su jefe, sino incluso para hacer negocios turbios. Pero nada de esto se constituye en obstáculo para que el Presidente prosiga con su insostenible narrativa cotidiana de “no mentir y no traicionar”.

 

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