Ana Lilia Herrera se rebela contra el dedazo de Del Mazo, pero… ¡sigue fiel al PRI!
Parece un hecho consumado que la plaza del Estado de México ha sido rendida de antemano
LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
En un mensaje que revela su grave confusión y la de sus asesores, Ana Lilia Herrera se indisciplina finalmente respecto del dedazo de Alfredo del Mazo en favor de Alejandra del Moral, denunciando que no hubo piso parejo y que el movimiento del que ella es “cara visible”, sigue, pero, al mismo tiempo, declara su fidelidad no a los principios que rigen ese movimiento surgido en las entrañas del tricolor, o a la gente del Estado de México a la que dice representar, sino al partido que la rechaza y la humilla con su desprecio, el PRI.
Paralelamente, el gobernador Alfredo del Mazo, presunto custodio del último bastión priista en el país, rinde, sin regateos, sin objeciones y, por el contrario, con una obsecuencia sospechosa, la plaza del Estado de México al requerimiento de don Andrés Manuel López Obrador -a través del “muy inteligente” secretario de Gobernación, A. A. López Hernández-, de lograr el apoyo de las entidades federativas para la militarización ya no solo de la Seguridad Pública, sino la militarización a secas, con candidato morenista camuflajeado con colores verde olivo para la Presidencia de la República incluido.
Sin poder conciliar el sueño, ya entrada la noche de ayer, Ana Lilia Herrera -por mucho la más competitiva de las precandidatas priistas que el Club (de Tobi) de Atlacomulco desechó por un machismo exacerbado -toleran a las mujeres, siempre y cuando no los rebasen-, o por arreglos cupulares inamovibles de cesión de la plaza -en uno u otro sentido, como explicaré más adelante-, publicó un video en sus redes sociales en el que deja perfectamente en claro que no se retira de la contienda y que no está de acuerdo con el dedazo -ella no lo llama así, sino “piso disparejo“-, postura que refleja una gran valentía que, invariablemente en casos de priistas inconformes, terminan afiliados a la oposición de izquierda o de derecha, porque el priismo rancio y ahora en proceso de extinción, simplemente no admite la indisciplina.
Sólo el tiempo y las mejores ofertas de la temporada electoral determinarán si Ana Lilia se asocia con el PAN, en una dupla competitiva avalada por una encuesta interna (ya que se puso de moda copiarle a Morena sus estrategias para el dedazo) entre ella y Enrique Vargas (si las 4 secretarías que le ofreció Del Mazo al de Huixquilucan no alcanzan); o realiza un ejercicio similar con Juan Zepeda por Movimiento Ciudadano, si Del Mazo logra convencer a Vargas; o se rebela con el apoyo del primoroso Alito para amputarle el dedo a don Alfredo, con el recule complaciente de ex gobernadores mexiquenses a los que no les hizo ninguna gracia que los alinearan como ganado para cantarle loas a la señora de la Tarjeta Rosa.
Todo dependerá de quién haya sido el que cedió la plaza del Edomex, si don Alfredo, o don Andrés, como se verá enseguida.
Según el estupendo analista Bernardo Barranco (que solo resbala cuando se trata de analizar al IEEM, donde fue consejero electoral) entre los muchos rumores fundados que circulan alrededor de la crucial elección mexiquense, hay dos de la mayor trascendencia que se refieren, ambos, a una presunta rendición anticipada de la plaza, pero en sentido contrario uno del otro.
El primero de los rumores, el más creíble, es que Del Mazo recibió la instrucción de Carlos Salinas de Gortari -a través de Enrique Peña Nieto– de cederle graciosamente la plaza mexiquense a la maestra Delfina Gómez, para evitar que el fiscal general de la República, Alejandro Gertz “Mandadero” ejercite acción penal contra el licenciado Peña Nieto, a quien don Andrés le guarda mucha consideración y respeto siempre y cuando no obstaculice sus planes, por alguna de las múltiples fechorías que se le atribuyen desde la 4Té; y que no se reabra el caso Colosio, como amenazó el propio fiscal.
Esta hipótesis de que el chirrión lo tiene agarrado don Andrés por el palito, explicaría por qué don Alfredo se le rinde a A.A. López Hernández de manera tan… humillante, y por qué se deshace (en un dedazo absolutamente irracional) de su precandidata más competitiva para ponerle en suerte a doña Delfina, con todo respeto, un bulto color de rosa, con el afán de irse de embajador al Vaticano, para lo que fue a besarle el anillo al Papa argentino que, dicen, le retiró la mano.
También explicaría -no justificaría- por qué Ana Lilia sigue manifestando fidelidad a un PRI tan extinto que solo existe en su imaginación.
La otra hipótesis, igualmente primorosa, corre en sentido exactamente contrario: don Andrés está tan agradecido con “el licenciado Enrique Peña Nieto porque no le robó la elección”, que fue más bien el Presidente quien le cedió la plaza mexiquense, para que Peña cuente con la posibilidad de regresar al país en un coto territorial donde su vasta pandilla -incluido el muy colaborador Alfredo del Mazo– gocen de impunidad y puedan si no sumarse abiertamente a la 4té, al menos no incomodarla en su fase futura de maximato desde Palenque.
Si tal hipótesis, difícil de asimilar, pero nada descabellada cuando vemos los coqueteos abiertos de don Andrés con Peña, a quien protege en un evidentísimo pacto de impunidad del que ya nadie duda, sumado todo ello a los continuos piquetes de ombligo con su primo Del Mazo, si tal hipótesis, digo, fuera cierta -lo que en lo personal no desecho, ni avalo, sino todo lo contrario- entonces alguien tendría que avisarle a Ana Lilia Herrera cómo va la jugada, para que deje de hacer panchos prodigándole su fidelidad a un PRI inexistente, o de plano se deje de cuentos y se aviente al ruedo por otro partido para tratar de evitar ese engaño brutal al pueblo del Estado de México.
Para concluir con esta serie de especulaciones no mías, insisto, sino sembradas por Bernardo Barranco en entrevista con Julio Hernández López, deberíamos preguntarnos cuál es el verdadero papel de Horacio Duarte en la tarea que le asignó directamente el Presidente de la República.
