¿Se llevará “Alito” entre los pies a Del Mazo? LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
Los corruptos, de uno y otro bando, pierden rápidamente toda viabilidad electoral
Atrapado “Alito” en las revelaciones sobre su verdadera forma de sentir y actuar respecto de los periodistas, los proveedores del PRI, y sus eventuales patrocinadores -independientemente de si las grabaciones que lo exponen sean “ilegales”-, el campechano vive días prestados en un PRI condenado a la extinción. Quien albergue todavía alguna duda al respecto, que reserve su opinión para el próximo lunes, cuando el viejo partido aplanadora sólo conservará dos gubernaturas, a perder, por cierto, con casi absoluta seguridad, el año próximo.
Este domingo serán entregados al obradorismo, en bandeja de plata, Hidalgo y Oaxaca, con dos gobernadores pragmáticos que nunca han disimulado su proclividad a honrar la práctica del servilismo incondicional frente al poder Presidencial, a cambio de una embajada, impunidad, o probablemente la dirigencia nacional del desteñido tricolor.
El motivo del desmantelamiento acelerado del PRI, vía la guerra de audios desatada por Layda Sansores -esa finísima dama de exquisito gusto en la producción televisiva tipo Laura en América: “¡que saquen al desgraciado!”-, no es otro que el desdén con el que “Alito” se opuso a aprobar la Reforma Eléctrica de AMLO y quien lo dude, que le pregunte al Güero Velasco, exhibido como recadero vulgar por “su hermano” Alejandro Moreno.
Otro damnificado por la negativa a aprobar la Reforma Eléctrica es, sin duda, el Gobernador mexiquense, heredero directo, consanguíneo incluso, del legendario Grupo Atlacomulco, arrojado ya a los brazos de Marcelo, de ahí la urgencia de Claudia por concertar con los líderes indiscutibles del morenismo criollo.
Del Mazo deshonró el evidente pacto de impunidad que mantiene AMLO con su primo Peña Nieto -y con el verdadero y único jefe de la nomenklatura priista-, se plegó a la necedad de “Alito” de traicionar lo pactado con los personeros del Presidente y puso, para acabarla de amolar, a los diputados federales del Edomex en el humillante predicamento de ser señalados por traición, no a la Patria -como pregona el histérico Mario Delgado- pero sí al legado de su paisano Adolfo López Mateos, quien vaticinó que en el futuro habría traidores que intentarían dar marcha atrás a la nacionalización eléctrica.
Si Del Mazo hubiera sido bien asesorado, ya nadie lo cuestionaría como el candidato presidencial de la coalición prianperredista, y se hubiera ganado la simpatía y el respeto no solo del Presidente de la Republica y sus huestes, sino de un gran número de priistas que todavía creen en el nacionalismo revolucionario tricolor y que, consecuentemente, ahora están con un pie y la mitad del otro en Morena.
Al priismo de la dictadura perfecta pertenecían 3 grandes grupos que pueden identificarse, siguiendo la metodología weberiana, en 3 categorías típico-ideales:
1.- Los nacionalistas revolucionarios.
2.- Los conservadores.
3.- Los corruptos.
Como ocurre con las leyes generales de los gases, nunca encontraremos en la naturaleza condiciones ideales de temperatura y presión que determinen su comportamiento, siempre lo que veremos será una mezcla.
Lo mismo ocurre en la tipología ideal: rara vez hallaremos un priista nacionalista revolucionario puro, siempre albergará una mezcla de corrupción y conservadurismo. Pero la tipología ideal nos ayuda, como en el caso de los “modos de producción” en la teoría marxista, a identificar cuál es el “tipo ideal” dominante en una formación social específica, en un momento histórico.
Por eso la “dictadura perfecta” del PRI le dio cierto grado de estabilidad política al país durante más o menos 70 años. Nunca un corrupto consuetudinario -como los que abundan en México -¡y no solo en el PRI!- se atrevió a dar la cara como tal y a pregonar la corrupción como su plataforma política en campaña.
Fue Miguel de la Madrid, el padre de la retórica sobre “la renovación moral de la sociedad” (similar a lo que propone AMLO como “combate a la corrupción” con todos los jefes de la mafia del poder libres, 36 años después) quien dio al traste con esa “dictadura perfecta“, desoyendo el clamor popular por el destape de un miembro de la corriente progresista del PRI, e imponiendo, mediante el fraude perpetrado nada menos que por el insigne miembro de la 4Té, 36 años después, Manuel Bartlett, al jefe de jefes de la nomenklatura priista y de la oligarquía, al mismo tiempo que villano favorito de la inmensa mayoría de mexicanos: el Innombrable.
En la propaganda partidista vamos a encontrar invariablemente corruptos disfrazados de nacionalistas revolucionarios y conservadores radicales presentados como “progresistas” y “demócratas” o incluso “ambientalistas” y hasta “feministas” “homofílicos” y ¿por qué no?, defensores de derechos humanos partidarios, al mismo tiempo, del militarismo, y toda la gama de disfraces que les permitan engañar al electorado en el proceso de la democracia de mercado, donde los candidatos son vendidos como mercancías por expertos en el marketing político, sin que las millonarias autoridades electorales se den por enteradas.
Esta breve disertación derivada directamente de la teoría sociológica de los “aparatos ideológicos de Estado” nos permite, con algunas licencias razonables, hacer un ejercicio breve de prospectiva política para el Estado de México:
Al desdeñar la Reforma Eléctrica de AMLO, Alfredo del Mazo perdió la gran oportunidad de ubicarse como el líder de la próxima e ineludible versión electoral conservadora, alimentada por los decepcionados del obradorismo y las viejas huestes del priismo conservador que tomarán como plataforma ideológica los puntos esenciales del neoliberalismo clásico pero despojado -al menos en el nivel retórico- de todo vestigio de corrupción. Sólo así tendría viabilidad electoral.
En Morena permanecerían todos los ex priistas “nacionalistas revolucionarios” y muchos de los radicales de la izquierda clásica, pero despojados de todo vestigio del radicalismo violento.
Los corruptos -de uno y otro bando- tendrán que ser marginados y algunos de ellos encarcelados para devolverle al pueblo de México una relativa confianza en su sistema democrático.
El error de romper con el inteligente pacto de civilidad que mantuvo Del Mazo con el Presidente, lo alinea automáticamente al lado de los corruptos, esos desesperados por reinstaurar el régimen de saqueo que, en definitiva, no tendrán viabilidad electoral por ningún motivo. El pueblo de México ya les dio demasiadas oportunidades de reivindicación que han traicionado una y otra vez.
Al tiempo.
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